Strike – Morituri te salutant
Der große Wurf. Dieter Nüßle, 2012 – Ravensburger

Consulte con su influencer de cabecera antes de jugar.
De vez en cuando un juego pasa desapercibido cuando sale a la luz, bien por no haber sabido calcular el momento, bien por ser eclipsado por otras novedades, bien por ser una chorrada como un piano. Cuando esto pasa, a veces ocurre que, tiempo después, alguien lo encuentra de saldo y lo mete en la cesta para llegar a los gastos de envío gratis. Y si ese alguien llega a probar el juego y le cae en gracia, ya la tenemos liada. Y poco más o menos esto es lo que ha pasado con Strike, que últimamente está todo el mundo hablando de él como si fuera el juego definitivo para fiestas. ¿Es esto verdad, o pasará como con los ligues de Nochevieja, que a la mañana siguiente y pasados los efectos del alcohol nos preguntamos cómo se nos ha colado un wookie en la cama? Una vez más, he decidido arrojarme sobre la granada y probarlo por mí mismo para contaros de qué va todo esto.
En Strike somos empresarios de la Antigua Roma en la que gestionamos nuestro ludus para convertirnos en los reyes de la arena y… No, no puedo; os quiero demasiado como para mentiros: tiramos dadetes a un bol a ver qué sale, y ya. En nuestro turno tiramos un dado, eliminamos del juego todos los dados con una X (lo que sería el 1) y los que hayan caído fuera, y nos quedamos con los que repiten resultado. Si ningún dado está repetido, podemos tirar otro, y si al empezar nuestro turno no hay dados en el bol nos toca tirar todos los que tengamos a la vez. Cuando alguien se queda sin dados, es eliminado, y el último jugador que quede es el que gana. Ya.

No suelo colgar imágenes con tanta violencia, pero a veces hay que hacer excepciones.
Y estaréis pensando que todo esto es una chorrada, y lo es. La única “estrategia” posible es, cuando hay varios dados en el bol, tirarlos de manera que golpeen a otros dados a ver si suena la flauta y sale una carambola de repetidos. El reglamento original dice que puedes reordenar los dados del bol antes de tirar, porque parece ser que tener que pensar el ángulo del tiro era demasiado riesgo y mucho mejor sustituirlo por una buena ración de parálisis analítica, que es lo que mejor les viene a los juegos chorras de tirar dados, pero por suerte las reglas están para ignorarlas.
Cuando hablé de Luchador! comenté cómo, a pesar de lo estúpido del juego, yo me lo había pasado pipa con mis amiguetes tirando los dados y gritando como si aquello tuviera algún tipo de chicha, igual que hemos llegado a venirnos arriba haciendo torneos de Piedra, Papel, Tijera, y este caso no es muy distinto. Y sí, me he reído mucho jugando a Strike, pero tampoco me he encontrado nada que no haya visto en Martian Dice, Coconuts o incluso Jenga. Como fui yo el pringado que se compró el juego, me lo quedo y probablemente lo saque de vez en cuando si veo que la gente ya está lo suficientemente borracha como para apreciarlo, pero si hubiera jugado con la copia de otro no me iría la vida en hacerme con una para mí.
En fin, lo dicho: no creáis todo lo que os cuentan por Internet, amigos. Ni siquiera lo que os cuento yo. Si queréis probar por vosotros mismos, haceos con un puñado de dados y un bol de Ikea y dadle caña, y ya me contaréis.
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