Reseña: Winter Tales

Voy a intentar decir "Tim Burton" lo menos posible a lo largo de esta reseña, pero no sé si seré capaz.
Como descubrí más adelante, en Winter Tales pueden salir mal muchas cosas. En primer lugar, podemos cometer el error de hacerle caso a la caja donde pone que es un juego para de 3 a 7 jugadores y no jugar con las únicas configuraciones que funcionan, es decir, 4 o, como mucho, 6. Es un juego en el que dos bandos se enfrentan entre sí y, por tanto, si nos encontramos con un número impar de jugadores algún apaño hay que meter. En este caso el apaño se llama “escritor”, que es un tercer bando de una sola persona que lo que busca es el empate. Teniendo en cuenta la naturaleza del juego y cómo se puntúa al final, es casi como decir que, al principio de la partida, te puede tocar ser el que va a perder seguro. También es cierto que, como contaré más tarde, ganar o perder a Winter Tales tampoco es un asunto que tenga por qué importaros mucho, pero el que avisa no es traidor.
Otra de las cosas que pueden salir horriblemente mal en Winter Tales es desplegarlo en la mesa equivocada. Cierto es que lo venden como juego competitivo y que su principal baza respecto a otros juegos narrativos como Fiasco o Érase una vez es ese elemento, pero tampoco esperéis un quemacerebros. Desde un punto de vista puramente estratégico, Winter Tales es un juego de contar cartas. El mecanismo de juego es activar personajes por el tablero, moverlos a localizaciones concretas, combatir con otros personajes para intentar incapacitarlos y que lleguen a esas localizaciones y, una vez en ellas, crear o resolver misiones, y todo ello se hace robando y jugando cartas de tu mano, ganando el que haya jugado más cartas en caso de conflicto. Hay algunos puntos que le añaden vidilla como las misiones secretas que puede tener cada jugador, los poderes de cada personaje y las capacidades especiales que se activan cuando un bando concreto gana cada misión y que vienen como reglas opcionales de esas de las que no tiene sentido jugar sin ellas, pero tampoco esperéis un Battlestar Galactica en cuanto a complejidad ni a cantidad de decisiones.
Entonces, ¿quién demonios va a querer jugar y mucho menos comprarse Winter Tales? Ay, amigos, es que me he guardado lo mejor para el final. ¿Recordáis cuando he dicho que todo el juego va de robar y jugar cartas? Pues la cosa es que cada una de esas cartas tiene un garabato dibujado, si nos fiamos de lo que dicen los autores, por niños de 5 y 9 años, y para jugarlas hay que introducir una interpretación de ese garabato en la historia que comienza al principio de la partida y que termina con una narración épica en la que los jugadores de ambos bandos juegan las cartas que les queden en las manos para contar el asalto final en esa encarnizada guerra entre la Primavera y el Invierno.
En Winter Tales el juego es secundario, una herramienta más para guiar lo principal que es esa historia sobre el segundo asalto en una guerra que ha marcado a los personajes de los cuentos infantiles clásicos para siempre. No queremos superar estratégicamente al bando enemigo para asestar el golpe final, sino contar cómo el Hombre de Hojalata escapa de las garras de un Conejo Blanco que ha construido un imperio industrial y económico para introducirse en el manicomio del Sombrerero Loco para liberar a una Alicia con la mente hecha pedazos y encontrar consuelo en su amistad. Si este estilo que mezcla lo infantil y lo aterrador te atrae, si tienes una mente y unos amigos creativos y dispuestos a sumergirse en la narración de distintos matices de esa historia, si las camisetas negras forman una parte esencial de tu vestuario y Halloween es para ti el mejor momento para ponerte frente a la tele para disfrutar de una maratón de dibujos animados, vas a disfrutar Winter Tales como Jack Skellington cuando descubrió la nieve y los bastones de caramelo. Si lo que buscas en un juego es, por el contrario, una estructura y un reglamento claros y que premien la estrategia, o algo ligero a lo que jugar mientras charlas de otras cosas, huye mientras puedas.
Lo mejor: las cartas de historia y la estética del juego son absolutamente espectaculares, y si quieres sumergirte de lleno en una historia de cuento de hadas oscuro no vas a encontrar nada mejor.
Lo peor: si te lo planteas como un juego al uso o si buscas algo que premie la estrategia y las decisiones, no vas a encontrar nada a lo que hincarle el diente.
Lo llevaba siguiendo desde que encontré una reseña en inglés, y es justo como tu comentas. Me encantaría probarlo antes de comprarlo, y lo peor… no es para dos 🙁
Que tal funciona a dos jugadores?