Reseña: Rampage
Antoine Bauza y Ludovic Maublanc, 2013 – Repos Production
¿Has construido alguna vez un castillo de arena en la playa? Y, ¿no es verdad que es incluso más divertido destrozarlo después? En esa premisa se basa Rampage, uno de los juegos más originales de los presentados en Essen en 2013, y en el que nos vamos a poner en la piel de monstruos gigantes que han decidido arrasar una ciudad al mismo tiempo para ponerse hasta arriba de deliciosos, deliciosos meeples.
En Rampage nuestro castillo de arena es la ciudad que forma el tablero y que tendremos que montar antes de empezar a jugar, a base de colocar quecos en orden y ponerles encima planchas de cartón para formar cada planta de los edificios. Esta tarea puede llevar un tiempo, y más aún si intentas que la partida sea medianamente compensada y tratas de no repetir meeples del mismo color en un piso, lo cual resulta bastante importante a la hora de contar puntos al final. Por otro lado, si tus compañeros de juego no son unos flojos y te echan una mano, en un par de minutos ya lo tienes solucionado, y podéis aprovechar la oportunidad para ver los pequeños detalles de cada loseta, como las pieles de tigre, los juegos de mesa desplegados y algún que otro huevo de pascua más.
Una vez ya tienes la ciudad tan bonita y tan ordenada, ¡llegó el momento de destrozarla! Cada jugador toma su ficha de monstruo gigante y, ¡la cena está servida? Por turnos puedes intentar mover a tu monstruo golpeando el disco de madera de sus pies como si estuvieras jugando a las chapas. También puedes destrozar un edificio dejando caer a tu monstruo sobre él si estás cerca, o coger un vehículo y arrojarlo contra un edificio o contra los demás monstruos, o incluso soplar hasta derribar rascacielos o a tus enemigos, y así hasta que en la ciudad no quede nada por destrozar.
Pero, ¿cuál es el objetivo del juego? ¿Por qué tanto odio? Porque tu monstruo tiene hambre, y para saciarse necesita una dieta variada de cemento y gente, que es lo que hace que crezca fuerte y sano. Cada vez que mediante una acción derribes una loseta de edificio, te la comes, y lo mismo haces al final de tu turno con los muñecos que estén por las calles en tu zona de la ciudad. Al final de la partida tendrás puntos por cada loseta que te hayas zampado y por cada set completo de seis meeples de colores distintos que haya en tu estómago, además de los que te dé una de las cartas que recibes al principio de la partida y que te impone una meta especial como ser el que más muñecos de un determinado color tenga o conseguir ciertas combinaciones. También recibirás otras dos cartas, una con un poder especial que vas a tener durante toda la partida, y otra con una acción secreta que podrás llevar a cabo una sola vez. Estas cartas añaden variedad entre una partida y otra y ayudan a guiar un poco las acciones de los jugadores aparte de la sana destrucción sin sentido.
Pero aparte de destruir y comer, hay un par de detalles que tienes que tener en cuenta: en primer lugar, los dientes. Comienzas la partida con seis dientes y, a lo largo del juego, si otros monstruos te derriban, si te sales del tablero al moverte o si se te escapan demasiadas víctimas, perderás dientes y, con ellos, potencial destructivo. Además, si eres tú el que provoca que un enemigo pierda un diente, eres tú quien se lo queda y consigue puntos por él al final de la partida, con lo que hay motivos más que de sobra para tirarle un autobús a la cabeza a tu mejor amigo, como en la vida misma.
Y además, y esto me parece todo un detalle para calmar a todos los amantes del caos y el orden y que temen que tras la segunda partida hayan desaparecido la mitad de los muñecos o alguien les haya destrozado las losetas de los edificios, hay que tener cuidado a la hora de arrasar y devorar, ya que las víctimas que salgan de los límites del tablero se consideran escapadas y van a un track especial. Cada vez que se llega a determinado número de víctimas escapadas, el jugador que ha facilitado esa huida va a sufrir una penalización que va desde la pérdida de dientes hasta darles acciones adicionales a los demás monstruos o permitir que te recoloquen en otro punto de la ciudad en el que la comida esté escaseando, con lo que se reducen las posibilidades de que alguien se ponga en modo banzai y mande piezas volando al otro lado del salón.
A pesar de ello, Rampage no es en absoluto un juego para los jugadores más estratégicos y competitivos, que van a encontrar que las decisiones a tomar en cada turno son puramente tácticas y dependientes de la destreza del jugador, de las acciones que hayan tomado otros o, muchas veces, simplemente de lo que te parezca más divertido hacer en ese momento (es muy difícil resistirse a la tentación de tirarle un autobús escolar a otro monstruo a ver si consigues derribarlo). Pero si quieres un juego de habilidad que se salga un poco de la pauta de “construye cosas sin que se caigan” del género y buscas sentirte otra vez como un niño pequeño, éste es un título que deberías, como mínimo, tener en cuenta.
Lo mejor: un juego que te retraerá a la infancia y al placer de hacer las cosas por pura diversión, sin preocuparte por puntos o gestionar recursos.
Lo peor: si estás muerto por dentro es probable que te parezca una chorrada.
<span title=”data-mc-score="8" data-mc-bgg="97903" data-mc-description="Tardas más en montar el tablero que en jugar a destruirlo, pero el rato que pasas haciéndolo es tan divertido que merece la pena."”> </span>
Aunque a los mayores también, a los niños debería gustarle bastante.
A nosotros nos parece divertido…para jugar con la copia de otro, jeje. Estaremos encantados de probarlo si alguien lo monta y nos limitamos a destrozarlo!
¿Y no se aplica eso también a Agricola, Battlestar Galactica, Mage Knight y demás juegos de colocación horrible? Al menos aquí miras las losetas, que son bien chulas 😉
Empiezo, de verdad, a coger odio a este blog. Cada vez que leo una reseña, me entran ganas de comprar el juego. No sabes el daño que le haces a Fayzah (porque soy un coñazo de persona). Muy buena la reseña, me encanta 🙂
Intentaré reseñar peores juegos. Por desgracia, últimamente casi todo lo que me echo a la cara es de bueno a muy bueno ;D
Estoy con farko, los bloggeros que hacéis las reseñas así de bien sois parte de los causantes de la crisis española. Malas personas, que queremos comer! Pero luego, cuando terminemos la partida del Rampage.