Reseña: Pandemia
Pandemic. Matt Leacock, 2008 – Z-Man Games (2013 – Homoludicus)
Cuando pensamos en “salvar al mundo” siempre nos vienen a la mente imágenes de Bruce Willis, Will Smith o las Supernenas pero, si nos lo tomamos en serio, ¿quiénes salvan verdaderamente al mundo día tras día? Si le preguntamos a un niño pequeño qué quiere ser de mayor, “médico” está ahí ahí con futbolista, astronauta, bombero y policía. Por suerte, cuando ya nos hacemos mayores tenemos la oportunidad de superar en un tablero nuestras frustraciones.
Pandemia fue el primer juego cooperativo que tuvo verdadera repercusión. Antes de ello teníamos cosas como El Señor de los Anillos de Knizia que, si bien tuvo un éxito moderado, no llegó a calar entre el público más jugón o Arkham Horror, un enorme (en todos los sentidos) juego-experiencia pero que tenía un público objetivo muy limitado. Sin embargo, Pandemia ha llegado a un público mucho más amplio tanto por lo general del tema como por lo accesible de su reglamento y su tiempo de juego; prueba de ello es cómo, desde su publicación, hemos experimentado un verdadero boom en los juegos cooperativos que seguimos viendo hoy en día. Pero, ¿cuál es el secreto del éxito de Pandemia para que, años después de su publicación, siga estando en la brecha y no haya desparecido sepultado bajo todos sus sucesores?
En primer lugar, como ya he mencionado, tenemos el tema. Pandemia nos pone en la piel de médicos e investigadores que viajan por el mundo intentando encontrar la cura a temibles plagas que amenazan a toda la Humanidad y, ¿quién puede ponerle ninguna objeción a ese tema? Los juegos de zombis tienen sus detractores, los juegos de guerra pueden ser considerados por cierta gente de mal gusto y la fantasía medieval o la ciencia ficción tienen ese sambenito de “esto es para frikis” contra el que luchar pero, ¿quién va a decir “no, a mí eso de erradicar enfermedades me parece inmoral”? Quizá los dueños de alguna de las grandes compañías farmacéuticas que vean peligrar su negocio, pero con no invitar a esa gente a jugar, ni a nada en general, ya está solucionado.
Por otro lado, el hecho de que sea un juego cooperativo hace más fácil que un aficionado a los juegos de mesa lo pueda sacar con un grupo de amigos que no ha salido de Risk o Monopoly, ya que al estar todo el mundo del mismo lado no vale la excusa de “claro, como tú ya sabes jugar nos vas a ganar” y el jugador más experimentado siempre puede ayudar con las reglas o dar consejos estratégicos a los demás sin sentir que está “levantando la mano” ni añorar un reto: jugar a Pandemia con novatos es igual de divertido o más que hacerlo con expertos, ya que el nivel de dificultad lo aporta el propio juego.
Y por último, pero no menos importante, es cómo unas reglas muy sencillas son capaces de transmitir un nivel de tensión tan logrado. En Pandemia el turno es bastante simple: tienes cuatro acciones para moverte, intercambiar cartas de ciudad, eliminar cubos de infección, construir laboratorios o curar una enfermedad descartando cinco cartas de un mismo color en un laboratorio. Si conseguís curar las cuatro enfermedades del juego antes de llegar a una de las condiciones de derrota, habéis ganado.
Por otro lado, al final del turno de cada jugador pasan dos cosas: en primer lugar, robas dos cartas de ciudad, y en segundo, extiendes la infección robando dos cartas del mazo de infección y colocando cubos en las ciudades correspondientes. Parece fácil, ¿no? Eso es porque he obviado las cartas de epidemia: estas cartas, que se encuentran barajadas en el mazo de ciudades, detienen el juego y aumentan la velocidad con la que sacas cartas del mazo de infección, pudiendo llegar a 3 ó 4 cubos nuevos cada turno. Por si fuera poco, y éste es el punto más genial del diseño del juego, infectas una nueva ciudad con tres cubos, barajas el descarte del mazo de infección y lo colocas en la parte superior de éste, lo que significa que, durante los siguientes turnos, las ciudades donde aparecerán esos cubos son aquellas en las que ya habían aparecido antes, acumulándose y pudiendo dar lugar a estallidos en los que, cuando una ciudad no admite más cubos, los coloca en todas las ciudades adyacentes, con la posibilidad añadida de que un estallido provoque otro y otro más en una reacción en cadena que puede convertir una infección casi controlada en una pandemia en toda regla.
Por suerte, los jugadores tienen a su disposición distintos héroes (porque hay que llamarlos así, con todas las letras) con distintas capacidades especiales entre los que elegir para cada partida: puedes ser un experto en tratar infecciones y eliminar cubos con más rapidez, un científico que necesite menos cartas para encontrar una cura, un investigador que pueda intercambiar cartas más fácilmente… El éxito o fracaso en una partida dependerá en gran parte de los personajes que participen y cómo seáis capaces de sacarles el máximo partido a sus habilidades.
Si hay un punto negativo que se le puede achacar a Pandemia es que la limpieza de su diseño puede jugarle una mala pasada y hacer que algún jugador se lo tome en el sentido más puro de puzzle a resolver y se convierta en un jugador alfa que intente dominar la partida y controlar las acciones de todos los demás, mientras que un jugador menos asertivo pueda verse limitado a mero espectador. Esto no es un problema único de Pandemia, sino algo que en mayor o menor medida aparece en todos los cooperativos, así que depende sobre todo de tu grupo de juego: si ves que un jugador concreto se empeña en actuar como jugador alfa coméntaselo y, si ves que la cosa no tiene remedio, escoge otro juego cuando compartáis mesa.
Por último, es obligatorio hablar de las expansiones. La primera de ellas, On the Brink, añade básicamente más de lo mismo: más personajes, más cartas especiales y más modos en los que las enfermedades se pueden comportar y, por eso mismo, la considero casi imprescindible si vas a jugarlo mucho (y, créeme, a poco que te gusten los juegos cooperativos, Pandemia va a ver mucha mesa contigo). La siguiente, In the Lab, cambia el modo de curar las enfermedades, introduciendo un mini-juego en el que mueves los cubitos de las infecciones que tratas entre varias plaquitas de Petri hasta conseguir una combinación determinada, y puede resultar muy interesante para quienes vean el tema de descartar cartas del mismo color demasiado abstracto o aleatorio. Por desgracia, ambas se encuentran únicamente en inglés, y toca esperar a que Homoludicus dedica sacarlas en español.
Lo mejor: un tema original y bien puesto en escena, y una dificultad lo suficientemente alta como para mantenerte enganchado pero no tanto como para frustrarte.
Lo peor: con algunos grupos con jugadores dominantes o muy competitivos, el sistema cooperativo sencillamente no funciona.
Aquí uno de los muy competitivos… xD
Lo tengo bajado para el iPad, donde le daré una oportunidad, pero en mesa dudo que lo pruebe…
Siempre puedes jugarlo en solitario: así siempre habrá un único ganador: el juego o tú 😀
Mi ultima partida a Pandemic: hace 2 dias, y lo tengo desde hace mas de 2 anios. Con esto creo que queda claro, que ME ENCANTA. Un juegazo sencillo, que funciona SIEMPRE con los jugadores casuales. Respecto al jugador alfa, tengo que reconocer que a veces me pasa a mi, pero es solo cuando estamos muy cerca de ganar y la gente se emperra en hacer PUTAS GILIPOLLECES! Pero de buen rollo eh…
Está muy bien, aunque como cooperativo tiene el problema de otros: los que controlan la partida y la falta de motivación que queda después de ganarle al juego. Pero siempre se puede probar con otros personajes y las expansiones.
Una cosa, ¿no son tres acciones las que tienes?
Lo he consultado en el reglamento, y pone 4 (al menos la versión en español de Homoludicus) 😀
@Víctor: a veces pasa, sí. Todos tenemos un pequeño dictador dentro…
@escueladejuegos: en los niveles altos y, sobre todo, con las cartas de la expansión, te aseguro que eso de ganarle al juego no es moco de pavo precisamente 😀
@Meldrel: tienes razón, se me había escapado. Corregido y gracias 🙂
¿Se puede jugar a In The Lab teniendo el antiguo pandémica aunque sea poniéndole fundas opacas?
Buenas! Hace poco que lo tengo y me surgen dudas sobre qué información deben compartir los jugadores…las cartas de juego no se enseñan pero a la hora de trazar la estrtegia, ¿está permitido decir colores de cartas, o desvelar tus movimientos?¿hasta dónde se puede llegar compartiendo información?
Pues según decidáis, al fin y al cabo el juego es cooperativo, así que no hay nadie que pueda sentirse en desventaja 😉
Yo suelo jugar dando toda la información que consideremos relevante: colores, números, eventos e incluso ciudades de las cartas. Sin embargo, en una mesa que tuviera problemas de “jugador alfa”, limitaría al máximo la información para aliviarlo.
Muchas gracias!
Hola, ¿Alguien lo ha probado a dos jugadores? ¿Funciona bien o es menos divertido? Un saludo¡¡