Reseña: Continental Expres

Charles Chevallier, 2014 - Asmodee/Bombyx

¡Cartufleros al tren!

¡Cartufleros al tren!

Cada cual tiene sus debilidades, ¿vale? Y yo veo un juego en lata pequeñita que va de trenes y ya me pongo contento. Porque hay ciertas convenciones en este mundillo y, al igual que cuando ves una portada con zombis asumes que vas a tirar dados y va a haber mucha interacción entre jugadores, los trenes te dicen que algo de logística y gestión va a haber ahí y, a pesar de lo que digan las malas lenguas, los juegos de logística con suficiente miga me chiflan. "Pero, Betote", diréis ahora, "es un juego de Bombyx, tampoco esperes un Raíles", y tendréis razón, pero ya es tarde. Ya he abierto la caja y barajado las cartitas, así que sólo queda esperar.

Superado el chasco inicial del que no tiene la culpa nadie excepto yo, vamos a valorar Continental Express por lo que es: un juego muy muy ligero de coger cartitas para cumplir encargos, un Splendor que se ha pasado con la dieta. Ante nosotros habrá nueve cartas dispuestas en tres filas, entre las que escogeremos una cada turno (la primera carta de cada fila la podremos coger siempre que queramos, pero para coger la segunda o tercera tendremos que pagar). La mayoría de las cartas serán vagones de uno u otro tipo, y lo que queremos es ser los primeros en reunir los vagones necesarios para canjearlos por una carta de objetivo, que es lo que nos va a dar esos sabrosos puntazos de victoria que estamos deseando. Cuando un jugador consigue cuatro objetivos, se cuentan puntos y a correr. Si aún no te has terminado el zumo y el sándwich de mortadela, podéis echar otra partida mientras.

Digamos primero lo bueno: Continental Express es increíblemente sencillo de explicar e introduce conceptos comunes en los juegos de mesa modernos como la selección de cartas, los objetivos secretos y la formación de sets de tal manera que, después de un par de partidas, tu cuñado ya estará más que preparado para ese 7 Wonders que te mira con ojillos llorosos desde la estantería esperando su oportunidad. Si lo que buscas es el juego mamporrero perfecto, Continental Express está muy cerca de ser el candidato idóneo para el puesto.

No te va a salir humo de las orejas, no.

No te va a salir humo de las orejas, no.

Por otro lado, si bien como herramienta para enseñar conceptos está muy bien, como juego propiamente dicho se queda corto muy pronto: las elecciones son bastante obvias la mayor parte de las veces, teniendo en cuenta que todas las cartas valen prácticamente lo mismo para todos los jugadores (los objetivos secretos son más una propina que una fuente seria de puntos de victoria), así que la cosa se limita a coger la carta que te vale para cumplir el objetivo más valioso de los disponibles. Además, resulta curioso cómo un juego tan sencillo puede tener tantos huecos en las reglas: ¿qué hacer cuando uno de los montones se agota y no se puede rellenar una fila? Cuando coges una carta de personaje, ¿en qué momento exacto de tu turno tiene efecto? Son detalles que se deberían haber visto en la primera partida, y cuya omisión da una sensación de poco cuidado que no me da demasiadas ganas de seguirle la pista al autor.

En resumen, Continental Express es un juego bastante prescindible como tal, pero que te puede hacer un apaño si eres un evangelizador lúdico convencido y estás buscando herramientas didácticas para explicar otros juegos no necesariamente más difíciles, pero seguramente mejores.

Lo mejor: un “juego chuchería” que puede servir como puerta de entrada a otros más complejos.

Lo peor: reglamento poco cuidado y carencia de decisiones, parece más un prototipo bien producido que un juego completo.

Juego proporcionado por Generación-X.

1 Comment on Reseña: Continental Expres

  1. Completamente de acuerdo Betote, como filler para probar de vez en cuando en una sesion no esta nada mal, bonito, sencillo y rapido, pero se quema muy rapido y esta muy desequilibrado, las cartas de objetivo secreto que elegiras seran siempre las mismas agotando mas rapido la vida util del juego.

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