Reseña: Coin Age
Coin Age es otro microjuego más, en la línea de Love Letter o This Town Ain’t Big Enough for the 2-4 of Us, pero llevado al extremo: para jugar a Coin Age lo único que necesitamos es un mini tablero del tamaño de una tarjeta de crédito (o de una carta de Magic, según prefieras verlo) y monedas sueltas: en euros, ocho de un céntimo, seis de dos, cuatro de cinco y dos de diez (aunque yo usaría de veinte por cuestión de tamaño). El juego en sí está entre los juegos de guerra como Senderos de Gloria y los de mayorías como El Grande, y representa la lucha entre dos grandes potencias (el Regio Reino de la Cara y la República Popular de la Cruz) por ejercer su control sobre una franja de territorio disputado.
En tu turno, tomas una moneda de cada denominación de tu reserva, las agitas en la mano, las plantas sobre la mesa y, según la cantidad de resultados de tu bando que obtengas, podrás hacer una acción u otra, siendo la más común colocar monedas de tu reserva sobre el tablero. Una moneda la puedes colocar en una región vacía o en una que tenga una moneda de mayor valor (es decir, 1 céntimo gana a 5). Cuando un jugador se ha quedado sin monedas o todas las regiones están ocupadas, se cuentan puntos: una región da un número de puntos a su controlador igual al valor de la moneda con la que lo controla (1, 2, 3 ó 4); el doble de eso si se controla la mayoría de regiones de una zona. El que tenga más puntos, ha ganado.
No se puede negar que Coin Age es un juego en el que la suerte influye bastante, pero sólo con suerte no se va a ninguna parte. Además, es tan rápido (no más de 10 minutos si se juega con gente despierta) que se pueden encadenar varias partidas y jugar al mejor de tres, cinco o cuarenta y una. Y la verdad es que sorprende la cantidad de juego que cabe en una tarjetita: conforme lo vas jugando vas descubriendo en qué momentos compensa colocar una moneda de 4 puntos como cebo, cuándo ahorrarte las de 1 para atacar en el momento justo y las situaciones en las que es mejor luchar por zonas con más regiones o asegurarse las menos extensas.
Hasta ahora, Coin Age es el microjuego que más me ha convencido por duración, adecuación al género (hay ocasiones en las que parece que para hacer un microjuego basta con hacer las fichas pequeñitas) y relación suerte-estrategia. Si tengo que ponerle una pega es que sea tan sólo para dos jugadores, aunque seguro que a estas alturas ya hay alguien buscando la vuelta de tuerca usando dados en lugar de monedas o algo así. Si os perdisteis el Kickstarter del juego, siempre tenéis la opción de imprimir la versión gratuita aquí (tranquilos que no os vais a quedar sin tinta), o incluso directamente garabatear un mapa cualquiera en una servilleta de bar. Yo seguiré con mi versión de lujo, eso sí, que para algo soy un magnate capaz de desprenderse de 2 euros por conseguir todas las expansiones y añadidos.
Lo mejor: lo fácil que es picarse y ver cómo funcionan distintas estrategias.
Lo peor: jugar con monedas de verdad no es tan visual como hacerlo con fichas.
Para mi, pepinazo. De hecho, este tipo de juegos me despiertan una envidia sana enorme del tipo “por qué esto no se me ocurrió a mi” en mi lado como aspirante a diseñador de juegos.
Gran reseña de un gran juego en formato muy pequeño. Muy simpático y portable. ¡Quien no juega es porque no quiere!
Menos no es siempre más, pero en este caso la verdad es que lo han clavado, sí.
El mejor sin duda de los microjuegos de TMG. De hecho, para mí, el único que realmente basa su valor en ser “micro”. Las reglas son una soberana simplez, pero su diseño consigue darle una profundidad estratégica que sorprende a cualquiera que lo juega un par de veces (y lo digo por experiencia).
Y claramente es el único que he backeado y que no podría haberse hecho mejor si fuera más grande o tuviera más componentes. La gracia es que tiene una jugabilidad impecable en su tamaño, y funciona como un reloj. Pepinaco.