Reseña: Bloqs
Bloqs se aprovecha de ese impulso, y nos ofrece precisamente eso: la posibilidad de construir cosas, cubos en este caso, con una mínima capa de “juego” por encima como excusa para vendernos un juguete de construcciones o, si somos especialmente malvados y queremos aprovechar un regalo como ocasión para evangelizar, como excusa para presentar un juguete de construcciones que parezca un juego.
Muchas veces decimos, yo el primero, “esto en cinco minutos se ha explicado” y nos parece que estamos ante un prodigio de la sencillez, pero a la hora de jugar con auténticos novatos o muggles esos cinco minutos se hacen eternos, y toda explicación que pase de una frase de duración ya nos está robando víctimas futuros aficionados. Pensemos en cómo se explican las aficiones más mayoritarias: “abre el libro y ponte a leer“, “cómprate cosas caras y corre con ellas“, “hazte una foto y súbela a Internet“, “siéntate frente a la tele y dale al play“. Incluso en el mundillo más friki de los videojuegos, hasta que no se ha llegado a “junta tres caramelos del mismo color” no se ha logrado la penetración completa (eso dijo ella). Bien, en Bloqs tenemos “tira el dado y coloca la ficha de la casilla en la que caes“, y lo brutal es que funciona.
Si tienes ya las estanterías repletas de juegos, Bloqs no te va a suponer ninguna revolución en tu día a día jugón pero, si eres de los que sufren cuando van unos primos a cenar a tu casa, sacas con toda la ilusión del mundo un Catán o un King of New York y en el momento en que mencionas el término “puntos de victoria” ya empiezas a oír ese “pues vaya juegos complicados que te gustan“, aquí tienes tu réplica. De hecho, una vez hayáis jugado la primera partida (más de cuarto de hora no os va a llevar) y estén llenos de confianza en sí mismos, puedes hablarles de las reglas ultraavanzadas, que son otra frase más: “toma estas cartas y úsalas cuando quieras”, que le añaden un nivel adicional de decisiones tácticas e incluso la posibilidad de planear con dos o tres turnos de antelación para encadenar casillas, todo ello sin abandonar el nivel de complicación de la Oca.
Si estás buscando maneras distintas de mover cubitos para cambiarlos por recursos que vender y así conseguir puntos de victoria, o un entorno distinto en el que vivir una historia épica con arcos narrativos y roles ocultos, encontrarte con Bloqs va a ser como el que fue buscando esferificaciones y trampantojos y le ponen un huevo frito, pero a veces uno simplemente quiere tirar un dado o mojar pan, y para eso no nos valen ni Feld ni Adriá.
Lo mejor: sencillo hasta decir basta, y con el punto de azar e interacción que ayuda a enganchar al familiar más reacio.
Lo peor: una vez cumplidas sus funciones introductorias, se puede quedar corto rápidamente.
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