Reseña: Augustus
-No me seas simplista. Vale, usa la mecánica básica del bingo de ir sacando fichas y tachando, pero hay mucho más. ¿O es que 1830 es un Monopoly con dibujitos de trenes?
-Bueno, mirándolo así…
-En Augustus somos… espera que lo mire… ah, sí, legati Augusti, representantes de Augusto, el primer Emperador romano, y estamos intentando mantener el Imperio unido enviando nuestras legiones a las distintas provincias y usando nuestro poder e influencia para atraer a poderosos senadores a nuestro lado, todo ello mientras competimos por el favor del Emperador. ¡No me digas que no mola!
-Hombre, la verdad es que, tal como lo pintas, puede estar bien.
-Pues venga, a jugar. Toma, tres cartas y siete legionarios.
-¿Legionarios? ¿Estás seguro de que no son excursionistas? Este tipo lleva una mochila…
-¿Estamos o no estamos?
-Vaaaaale, perdona. Hijo, te pones de un quisquilloso a veces que cuesta quererte.
-Es que ya lo estoy viendo: te pasas la partida haciendo chuflas, y luego con que si no te gusta, que vaya sosez, pero es que tienes que poner algo de tu parte. Que sepas que lo han nominado a cantidad de premios, y ha ganado el de juego del año en Italia y el de mejor juego de cartas. ¡Por encima de Netrunner, Love Letter y más! ¿O es que el señorito sabe más que la crítica y los jurados internacionales?
-Y dale, qué pesado. Que ya estoy con las cartas y los mochi… legionarios encima de la mesa. ¿Qué más hay que hacer?
-Nada más. Ahora saco la fichita de la bolsa y… ¡catapulta! Esto significa que cogemos una legión y la ponemos en una de nuestras cartas, sobre un simbolito de catapulta. Cuando todos los simbolitos de una carta estén cubiertos, dices ¡Ave César!, activas la habilidad especial de la carta y pillas otra, y así hasta que alguien complete siete cartas. En ese momento termina la partida, contamos puntos y el que tenga más será nombrado Cónsul, que es como ser el Señor de Todo Catán pero más histórico.
-O sea, que sí es un bingo.
-¿Otra vez? Si es que a veces parece que no me escuchas: cada carta tiene unas habilidades especiales que se activan cuando terminas, y puedes ir formando combinaciones y aprovechándote de las sinergias. ¡Sinergias, te digo! Por ejemplo, si puntúas este senador, a partir de ahora todas las fichas de catapulta o de carro son iguales para ti, así que puedes poner una legión en catapulta cuando salga un carro, y viceversa. O con esta otra eliminas una legión de tus oponentes, con lo que tendrán menos opciones a la hora de marcar símbolos y tendrán que ir moviéndose de una carta a otra. O esta de aquí, que te da dos puntos por cada provincia verde que hayas conquistado… Ahí está la gracia. ¿Ves cómo sí que tiene estrategia y decisiones, que te tienen envenenado en los blogs y los foros y los podcasts y los…?
-Bueno, va, perdona. Venga, vamos a jugar. catapulta, carro, espadas, espadas… ¡Ave César! venga, fuera una de tus legiones, cojo este nuevo objetivo, seguimos, estandarte, dagas, espadas, escudo, estandarte… ¡Ave César! y muevo las legiones de aquí para acá y ¡Ave César! otra vez, eliminas ese objetivo que habías conseguido, seguimos y… escudo, escudo, ¡Ave César! ¡Ave César! ¡Ave César! Se ha acabado, ¿no? A ver, contemos puntos: yo tengo 80, ¿yú?
-Vaya chufa de juego.
-Pues no está tan mal, tiene su gracia. ¿Jugamos otra vez?
-Vete al cuerno un rato, ¿vale?
-Jo.
Lo mejor: las ilustraciones de Vincent Dutrait son magníficas, y el juego es realmente rápido de preparar, explicar y jugar.
Lo peor: es un bingo con tres cositas más.
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A mi me parece divertidísimo, y lo mejor que tiene es que lo puedes jugar con cualquiera.
Pero si, la complejidad de este juego es la del bingo con 3 cositas. Pero 3 cositas para mi gusto muy divertidas.
La cosa es que esta misma semana he jugado a varios juegos igual de complejos pero mucho más divertidos. Sí, la sencillez es un valor positivo (cualquier idiota puede hacer algo complicado), pero con sencillez nada más no basta.
Por otro lado, también es verdad que para lo que trae es barato y que no resulta desagradable de jugar. No se gana el sitio en mi estantería, pero si me proponen una partidilla en un bar y no hay nada más tampoco la rechazaría.
para mi un juego divertido, cosa diferente del machi koro ese.
¡Linea!