El paredón: Flick ’em Up!, Potato Man, Oh my Goods!

Se acabó el curso y ahora tenemos más tiempo para jugar. Y como nuestros amigos de las editoriales de juegos lo saben, la invasión de novedades ha sido fina. Para ir aligerando la pila de juegos por reseñar, vamos con una nueva entrega de El paredón. El último en salir que limpie las manchas de sangre.

Flick ’em Up! (Gaëtan Beaujannot y Jean Yves Monpertuis, 2015)

flickemup2Ya reseñé Flick ’em Up! en su momento en su versión deluxe (y, por si os da pereza leerla otra vez, os la resumo: mola mil), pero la llegada de la edición “menos deluxe” de la mano de Ludonova nos lo ha traído de vuelta a la palestra, y la pregunta es clara: ¿merece la pena esta edición más barata con componentes de plástico?

Lo primero, seamos serios: está claro que la edición en madera, con cartón más grueso y materiales con más peso, mola más. La escenografía es más estable (en un juego de tobitas, la madera rebota menos que el plástico y eso se nota a la hora de jugar), vas a pasar menos tiempo buscando fichas por el suelo y da más caché a la hora de enseñarla a las visitas. Pero está también claro que la calidad se paga y, en este caso, quizá el precio sea mayor de lo que el friki medio estaría dispuesto a apoquinar por un juego de dar tobitas a vaqueros, y ahí es donde la edición de Ludonova entra en escena: por un precio más que aceptable tenemos una edición más que decente que, si no podéis o no queréis dejaros casi el doble en maderaca, merece muchísimo la pena en una colección que quiera tener un poquito de todo.

Potato Man (Günter Burkhardt y Wolfgang A. Lehmann, 2013)

potato manLos juegos de bazas siempre tienen un algo que los hace bienvenidos en casi cualquier mesa: son fáciles de transportar, no hace falta un enorme despliegue para jugarlos y se explican en un tris. Potato Man no es ninguna excepción. Las cositas especiales que tiene nuestra víctima tampoco es que sean para volverse loco: los cuatro palos tienen valores ligeramente distintos, estás obligado a jugar palos distintos a los que estén en juego, las bazas que ganas te dan de uno a cinco puntos dependiendo del palo con que hayas jugado (más puntos cuanto peor sea el palo) y tenemos una carta especial (Potatomán, que tiene valores 1-3 en amarillo) que gana la baza si alguien ha jugado al Villano Papato (16-18 en rojo).

Y oyes, funciona. Las primeras bazas vas a estar jugando un poco al azar, sin parecer que estés teniendo mucho control sobre lo que haces, pero luego empiezas a pensar en cuándo dejar abierto un palo u otro, si te conviene forzar el final de una ronda (en el momento en el que un jugador no puede echar carta, se acaba la ronda) o qué cartas han ido saliendo y cuáles no. Sigue siendo un juego extremadamente sencillo que puedes sacar en cualquier momento y con cualquier grupo, pero no es tan dependiente de la suerte como pudiera parecer en un principio. La única pega que le puedo poner es que sufre del síndrome de la caja mentirosa: si bien es técnicamente posible jugarlo con 2 ó 5 jugadores, es realmente un juego para 3-4.

Oh my goods! (Alexander Pfister, 2015)

ohmygoodsPfister está que no para. Que si Port Royal por aquí, que si Mombasa por allá… Esta vez lo que nos ofrece es un juego de combos de esos en los que cada carta puede usarse de distintos modos, mezclando un puntito de forzar la suerte: la cosa va de ir construyendo edificios, cada uno de los cuales con unos requisitos y una producción distinta, e ir evaluando cuál de esos edificios va a producir en cada turno y cuánto, basándonos en las cartas de materiales que vemos ir saliendo en plan siete y media. El desarrollo de un turno es: robas cartas, miras qué materiales salen en la reserva común, decides qué edificio vas a usar y cuál vas a intentar construir, salen más materiales, usas (si puedes) ese edificio con los materiales que han salido y los que descartes de tu mano y usas las mercancías producidas en tus edificios para (si puedes) construir el que habías apartado. Cuando alguien llegue a 8 edificios se juega un último turno y se cuentan los puntos de victoria que cada cual haya construido, y fin.

El juego cumple perfectamente con lo que promete el subtítulo de la caja: bueno, bonito y barato. Como si hubieran cogido San Juan o Galaxia: la Conquista y hubieran cambiado el elemento de selección de roles por uno de forzar la suerte: vas a intentar sacar el máximo partido de los edificios que tienes y construir de manera que acabes consiguiendo un motor que funcione, con un puntito de decisión y evaluación de riesgos, pero sin eternizarse como otros juegos en los que la carta A combina con la B y luego se activa la C y empiezas a pensar si puede alguien realmente llegar a morir de entreturno. No voy a decir que me haya dejado roto de la sorpresa, pero desde luego la cantidad de juego que cabe en una caja tan chiquitita (el mismo tamaño que la de Potato Man, por ejemplo) lo hace más que recomendable.

3 Comments on El paredón: Flick ’em Up!, Potato Man, Oh my Goods!

  1. Me has convencido, te los compro todos!

    El Flick ‘em Up! llevo tiempo siguiéndolo, y me parece genial para jugarlo con los sobrinos, aunque quizás me espere un poco para ver si lo puedo probar en algún evento.

    Potato Man. Estaba buscando un juego nuevo de bazas que me sirviera como juego piscinero al que darle caña este verano, y por los comentarios y el precio creo que va a caer. Aunque por desgracia parece que hay pocas tiendas que lo tengan.

    Oh my goods! Juego combero por unos 10€ y con la esencia de San Juan? (al que le he echado un montón de partidas en pareja), pa la saca del tirón, por ese precio, a poco que le eche un par de partidas estará más que amortizado.

  2. Con que luego no me pases la factura… 😉

  3. Tres juegazos, muy bueno el post.

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