Semana jugona: 1 al 7 de junio de 2015

Si la semana anterior se correspondía con el caos de los exámenes, ésta ha sido la de la calma chicha tras la tormenta, con más tiempo para darle al vicio, incluso para evangelizar un poquito. Vamos a ver qué han dado de sí estos siete días:

¿Notáis eso? Huele a vacaciones.

¿Notáis eso? Huele a vacaciones.

Como comentaba, ya han acabado los exámenes. Eso significa que tengo por delante casi un mes de clase sin ningún “coco” con el que amenazar al que se distraiga, así que no me queda otra que ingeniármelas para mantener el interés de otras maneras, y jugar siempre es un valor seguro. Partidas de Black Stories, Pictureka! (para el que sigo inventándome las reglas, pero nos lo pasamos pipa igual) y Wits & Wagers han sido la norma. Para que un juego funcione de esta manera en clase, lo principal es que las reglas se puedan explicar en un par de frases o, como hago con Wits & Wagers o Say Anything, que se puedan ir contando por fases. Que no haya mucho jaleo de componentes y se pueda jugar en lo que dura una clase (es buena idea asumir que se va a tardar el doble de lo que se tarda en una partida normal) son valores añadidos. Además, llegados a este punto ya nos conocemos lo suficiente como para saber qué juegos prefiere cada grupo, cuáles van a funcionar y cuáles no, y el entorno es muy relajado, lo que ayuda tanto a que nos lo pasemos pipa como a que, de paso, se les quede un poquito de lo que usan en la partida.

También ha habido tiempo para recuperar la sana costumbre de que vengan visitas a casa a cenar y jugar. Mi hermana no dudó en ponernos ojitos para sacar Five Tribes y, la verdad, tampoco presentamos mucha resistencia: cada vez que lo juego me gusta más y le veo más detallitos a la hora de tener en cuenta a qué va cada uno, cuánto compensa o no pujar (truco: muy pocas veces merece la pena pagar más de 3 puntos por ir primero) y cómo aprovechar tu movimiento para sabotear otras zonas “sabrosas”, todo ello unido a lo bonito que queda el juego en mesa, a pesar de que somos de esos desalmados que juegan con esclavos en lugar de fakires, y eso que las cartitas de reemplazo están ahí, en una bolsita dentro de la caja.

Casi lo contrario nos pasó un par de días después con La Granja, juego bastante feldiano y que me ganó con las cartas que valen para una cosa u otra según cómo las juegues, pero que se nos eternizó un tanto a cuatro jugadores siendo primera o segunda partida para todos. No sé si fue cosa de los que estábamos, de no andar totalmente seguro de cómo funcionaba el puzle todavía o simplemente de la cantidad de gente, pero la experiencia no fue todo lo suave que me habría gustado. Habrá que ver si con menos gente o más experiencia la cosa se hace más llevadera, aunque de todos modos sí que me sigue atrayendo cómo las distintas piezas conectan e interactúan.

Mi cara de entreturno.

Mi cara de entreturno.

El sábado fue el día party. 7 fricazos nos reunimos para ponernos ciegos a costillas y si cuadraba echar unas partidillas, y os podéis imaginar que no estaba la cosa para mucho esfuerzo mental en la sobremesa, así que volvió a caer Say Anything junto a los clásicos Dixit y Saboteur. Risas aseguradas y una ronda extra de alérgenos que me tiene aún medio doblado, y es que cuando uno es tontito y se olvida de tomarse las pastillitas que se tiene que tomar luego tiene motivos más que de sobra para acordarse.

Pero no hay mal que por bien no venga: el domingo estaba tan hecho polvo que di la penita suficiente como para que me dejaran elegir juego, y tiré de favoritos: un Sombras sobre Londres tan tenso como siempre en el que tuve la potra de pasar por el momento justo con mis agentes y poder descubrir a Jack en la primera noche. Luego el plato fuerte, que fue el regreso de Cyclades, con el que teníamos una cuenta pendiente tras una trágica partida de más de tres horas que jugó Rocío en un torneo y que le hizo cogerle un asco que ríete tú de la cara que pongo yo cuando me acercan un Troyes. A dos jugadores las reglas cambian un poquito, pero para mi sagrada misión de devolverle la honra a ese juegazo era incluso mejor, ya que el tener dos favores divinos por turno le da más fluidez. Al final de la partida, si bien (esto lo tenía claro desde el principio) no iba a conseguir hacer que amara un juego con muñequitos de plástico y dados, al menos conseguí sacar un “vale, no es tan terrible”, que ya es algo. Y, como no soy un monstruo, terminamos con el clásico en nuestra mesa: Roll for the Galaxy, o cómo dejar obsoleto a Puerto Rico si no lo estaba ya.

Ya de noche tuvimos visita exprés de un amigo que solventamos con sushi y Abluxxen, que había probado ya en versión “juntar dos barajas normales” y que me dejó el buen sabor de boca suficiente para hacerme con el juego original (lo que por ejemplo no ha pasado con el nominado The Game). Ya os hablaré de ambos más adelante, pero quedaos de momento con que Abluxxen rules y The Game sucks.

Pero hablemos del futuro...

Pero hablemos del futuro…

Y con esto dejamos esta crónica tardía de la semana. Pero no os conforméis con leerme: ¿qué habéis jugado vosotros? ¿Cuál ha sido vuestra mejor experiencia jugona? ¿De qué nuevo juego recomendáis huir como de la peste? Que los comentarios están para algo, ¡y son gratis!

4 Comments on Semana jugona: 1 al 7 de junio de 2015

  1. Pues yo he tenido un fin de semana de solo cartas. Race for the Galaxy 5-6 veces, Star Realms casi una docena de veces, y entre los LCG de Juego de Tronos y La Llamada de Cthulhu otras 6-7 partidas.

    Menudo retiro espiritual nos marcamos al ir al pueblo… “sólo 4 juegos, que luego no jugamos casi nada”, decíamos. Ja.

  2. Por aquí un Mundodisco (ankh morpork), Eclipse, Star Realms, Agrícola y un par de ellas al Mottainai.
    A ver si para esta caen al menos un Galactica y un Eldritch…

  3. Qué buenos juegos!! Me estáis picando mucho con el Roll for the galaxy!! Y el abluxxen tenía la esperanza de encontrarlo hoy por alguna tienda de Sevilla pero nada, habrá que pedirlo online. Saludetes!!

  4. ¡Gracias por compartir, gentecilla! 🙂

    ¿Qué tal ese Mottainai? Le tengo echado el ojo, pero me da perezón ponerme a recortar.

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