Saqueadores del Mar del Norte y los puntos de entrada
Shem Philips, 2015 – Garphill Games (Ediciones Primigenio)

Los vikingos son los nuevos zombis
Dicen en mi pueblo que cuando un tonto coge una linde, la linde acaba y el tonto sigue. Y una de las últimas lindes que tenemos por aquí es la de los juegos de vikingos. Claro, la imagen de los vikingos en la cultura popular es ideal para un juego: clanes de guerreros feroces que sólo se preocupan por saquear, beber hidromiel y combatir pegando berridos, es que los juegos se hacen solos. El lado oscuro, por supuesto, es que por cada juego de vikingos chulo va a haber una decena de medianías que han decidido que poniendo un señor con cuernos en la portada van a compensar un diseño mediocre. Este Saqueadores del Mar del Norte que nos ha traído a España Ediciones Primigenio viene con buenas referencias pero, ¿cumplirá con las expectativas o será otro juego del año de la semana que olvidaremos tras un par de partidas?
Lo primero que nos puede extrañar es encontrarnos con que Saqueadores del Mar del Norte es un juego ligero de gestión de recursos. ¿Cómo? ¡Que somos vikingos, pardiez! Pues sí, pero tranquilos: que los recursos que gestionamos los conseguimos a base de saquear puertos, monasterios y castillos, así que no hay por qué preocuparse. El juego es básicamente ir contratando tripulación y adquiriendo provisiones y, una vez tenemos la población y provisiones que necesitamos, saquear una de las casillas de eso, de saqueo. Una vez hecho esto, damos buena cuenta de los recursos (metal, ganado u oro) que hayamos conseguido y a reunir tripulación y víveres para saquear otra vez. Cuando se haya llegado a una de las condiciones de fin de partida, se cuentan los puntos que hayamos conseguido y el que tenga más, cosa extraña, gana.

He de confesar que ver el tablero y pensar “esto yo lo he vivido” fue todo uno.
El punto que reserva el juego para que no digamos que es un euro del montón que no ofrece nada nuevo y que tal y que cual es que es un juego de colocación y de retirada de trabajadores. Me explico: en la parte inferior del tablero, que es donde tenemos las casillas de ir contratando tripulación y adquiriendo provisiones, habrá casillas en las que ya haya un vikingo y casillas vacías. En nuestro turno, tomaremos nuestro vikingo, lo colocamos en una de las casillas vacías, hacemos la acción de esa casilla y luego retiramos otro vikingo (no vale hacer doblete) y hacemos la acción de esa otra casilla, así que hacemos dos acciones cada turno. También tenemos la gracia de que algunas casillas hacen cosas más o menos molonas según el muñeco que pongamos, así que a la hora de retirar vikingo tendremos que tener en cuenta también qué es lo que querremos hacer el turno siguiente. Por supuesto, si lo que hacemos en nuestro turno es saquear una casilla de la parte superior del tablero no sólo nos llevaremos recursos con los que poder hacer movidas guapas después, sino que nos haremos con un vikingo de color chulo (las casillas más fáciles de saquear nos dan un vikingo gris, que mola bastante, y las más difíciles uno blanco, que mola mil).
Y a ver, una vez jugado, no os voy a decir que es la octava maravilla, pero sí que resulta un juego más que apañado y muy entretenido de jugar. No está exento de problemas, desde luego: las acciones de la parte inferior del tablero no son demasiado variadas y uno va un poco a sota-caballo-rey: usas la que te da dinero y la que te da cartas; luego con ese dinero bajas las cartas para aumentar tu tripulación, y después a la que te da provisiones, así hasta que cumples los requisitos para saquear y vuelta a empezar; las cartas de tripulación se pueden también descartar para conseguir beneficios, pero esos beneficios suelen ser “fastidia a otro jugador porque sí”, y no soy demasiado fan de ese tipo de acciones en un juego de gestión de recursos, aunque otros juegos como Viticulture también hacen cosas parecidas; y el efecto bola de nieve en el que el jugador que empieza destacando va aumentando su ventaja cada vez más está ahí, aunque no sea demasiado sangrante. Pero con todo y con eso, las partidas fluyen bastante bien, no se hace pesado y de vez en cuando ofrece algún momento de pensarte bien lo que vas a hacer y que te salga una jugada redonda, y a un juego de este tipo eso es justo lo que hay que pedirle.

Cuando tus vecinos tienen esta pinta, normal que quieras irte a saquear lo que sea.
Saqueadores del Mar del Norte no es un juego que vaya a añadir a mi colección en un futuro próximo, pero eso tiene más que ver con el tamaño y componentes de mi colección que con el juego en sí: ya tengo juegos que me dan una experiencia parecida, como Viticulture, Lords of Waterdeep o Stone Age, y si bien puede que me guste un poquito más lo que me ofrece que lo que me da alguno de los que ya tengo, la diferencia no es tan grande como para justificar el gasto y el volumen. Pero, por otro lado, sí es un juego que voy a añadir a la lista de recomendaciones para esos momentos en los que alguien me pregunta por algo con lo que dar ese “paso siguiente” a Catan o Carcassonne pero sin querer meterse en un Agricola. Un juego “bebé oso”, que no es ni tan ligero para saberte a poco ni tan complejo para dar perezote. Y con vikingos, que aún no hemos llegado a superar a los zombis ni a Cthulhu.
Juego proporcionado por Generación-X.
Hola Amigo, me ha gistado la reseña, y el juego tiene buena pinta, tendiendo el stone age,chartestone,outlive,dungeon petz,caylus… este entra en la ludoteca??? Y entre este y el lors of waterdeep que nombras?? Aporta algo nuevo o suficientemente bueno como para que alguno de estos dos destaque sobre el otro?? Un saludo y muchas gracias