Reseña: Tiny Epic Defenders

Scott Almes, 2015 - Gamelyn Games

El "Tiny" es seguro. A ver los otros dos.

El "Tiny" es seguro. A ver los otros dos.

En Gamelyn Games han visto su hueco: después del bombazo que fue Pequeños grandes reinos en Kickstarter, decidieron que esto de presentar juegos de escala épica en cajita pequeña no se les daba nada mal y podían seguir exprimiendo el concepto. Lo que nos ofrecen ahora es un cooperativo ambientado en el mismo mundo que el juego anterior (aunque "ambientado" quizá no sea la palabra exacta) en el que encarnamos a un grupo de héroes que debe defender las diferentes tierras del reino medieval fantástico de turno de las hordas del mal que estaban de guardia esa semana. Ya, ya lo sé.

Una discusión recurrente en el mundo de los juegos de mesa es la que concierne al tema: es muy común igualar “juego temático” con espadas, orcos y naves espaciales pero, tal como yo lo veo, la cuestión no es qué tema tenga un juego, sino cómo lo plantee. Terra Mystica no es en absoluto un juego temático, por muchos dibujitos de magos que tenga, ya que lo que haces en la partida poco o nada tiene que ver con lo que plantea la ambientación; por otra parte, Sushi Go no plantea un tema excesivamente emocionante, pero el mecanismo de coger las cartas que te pasan los demás jugadores encaja perfectamente con esas cenas en restaurantes de sushi en las que ves los platos pasar sobre la cinta transportadora y estás ahí, al acecho, buscando ese nigiri de atún que de vez en cuando aparece. Y el caso de Tiny Epic Defenders se acerca más al primero que al segundo.

Si buscas vivir una historia, entonces, Tiny Epic Defenders puede que no sea tu mejor opción, pero los juegos no son únicamente tema y puede darse el caso de que éste se salve por su parte mecánica. Aquí la verdad es que Tiny Epic Defenders funciona como un reloj, con todo lo bueno y todo lo malo que ello conlleva. Tienes tu reino formado por distintas cartas colocadas al azar, rodeando a la capital en el centro, y vas moviendo a tus personajes para detener los ataques allá donde se produzcan o para reparar los daños. Cada turno se da la vuelta a una carta, y esa carta puede indicar una de tres cosas: o bien te permite mover los peones de un color, o dos hordas atacan dos lugares distintos, o un monstruo especial ataca un lugar por dos puntos de daño. Si tu peón está en un lugar atacado por hordas o monstruos especiales puede recibir él el daño en su lugar, lo que siempre viene bien porque el daño a personajes es más fácil de curar.

¡Bienvenidos a Genéricolandia!

¡Bienvenidos a Genéricolandia!

Superado el trauma del poco esfuerzo que han puesto a la hora de dotar a Tiny Epic Defenders de un tema y una historia interesantes, nos encontramos con un puzle más que decente: en cada vuelta que se le da al mazo cada peón va a tener la oportunidad de actuar una vez, y tienes que sacarle el máximo provecho a ese turno teniendo en cuenta los lugares que ya han sido atacados, los que quedan por salir y las habilidades que tiene cada peón. La pena es que este tipo de juegos cooperativos en los que el azar es más o menos calculable se prestan mucho al efecto líder que puede ser su perdición y es que, cuanto más control e información se tengan sobre el futuro, más fácil es que una persona haga las matemáticas mentales e intente decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer.

Entonces, si no triunfa por tema ni como juego cooperativo innovador, ¿merece la pena este Tiny Epic Defenders? Pues, por contradictorio que parezca, para mí al menos sí lo hace, en dos campos: el primero es el de juego solitario, ya que se tarda nada y menos en prepararlo y ocupa muy poquito espacio y tiempo, apenas los 20 minutos del café en los que ir buscando las jugadas óptimas en cada caso resulta muy reconfortante. El segundo es el de juego introductorio, ya que las acciones disponibles para cada jugador son sencillas y directas, siempre y cuando puedas frenar la tentación de decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer y dejas a cada uno a su aire.

Tensión. Drama, Fuego destructor.

Tensión. Drama, Fuego destructor.

¿Podría haber sido Tiny Epic Defenders mucho mejor? Desde luego: añadiendo un par de párrafos de ambientación y algo en el mecanismo que nos hiciera sentirnos un poco menos como una empresa de reparaciones y un poco más como héroes luchando contra monstruos a mí me habría convencido mucho más pero, por otro lado, les ha quedado un puzle bastante apañado, y si disfrutáis resolviendo este tipo de retas tanto en solitario como en comandita, estoy seguro de que amortizaréis bien pronto los cuatro duros que cuesta.

Lo mejor: un solitario de los de darle al coco, con rejugabilidad asegurada gracias a las distintas capacidades de los héroes y las configuraciones del mazo de amenaza, que puede jugarse como cooperativo si se resiste la tentación de intentar controlar los turnos ajenos.

Lo peor: temáticamente podría haber dado mucho más de sí: es demasiado fantasía genérica y le falta una voz propia.

1 Comment on Reseña: Tiny Epic Defenders

  1. Perdedor de Mesa // enero 3, 2017 en 10:09 am // Responder

    Me encanta Tiny Epic Defenders, no entiendo como aún no lo ha publicado Devir. Es muucho mejor que Tiny Epic Kingdoms.

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