Reseña: Sexy, el juego del arte del flirteo
Ramsés Bosque, 2014 – Ramsés Bosque Art
Hace un tiempo, cuando salió la campaña y posterior publicación de este producto, hubo un cierto revuelo en algunas redes sociales y foros acerca del tema, las ilustraciones y el modo de abordarlo. En cuanto a este asunto ya hablé en su momento en El videoblog de Jack y, la verdad, no me preocupé más por ello. Por lo poco que había visto del producto me parecía algo mediocre y no me llamaba la atención lo suficiente como para comprarlo, así que asumí con resignación que jamás volvería a saber de Sexy: el juego del arte del flirteo.
Pero siempre hay mártires, y en este caso el que se arrojó sobre la granada fue Ushikai, al que conoceréis por Análisis-Parálisis (y si no lo conocéis, ya estáis pinchando en el enlace: que su sacrificio no sea en vano) y que se presentó con la caja bajo el brazo. Nos propuso probarlo y, como consecuencia de nuestra temeridad e inconsciencia, dijimos: “¿por qué no?” Ahora tendríamos una respuesta muy argumentada a esa pregunta, pero por aquel entonces éramos jóvenes e inocentes.
En Sexy: el juego del arte del flirteo cada participante tiene un personaje con una serie de características que intenta conseguir a la chica que le dé más puntos de victoria. Estas chicas tienen también una serie de características, y todas ellas son tronchantes, desde “escotada” hasta “promiscua”, “lironda” o “intimidante”, términos todos que cualquier niño de cinco años encontrará graciosísimos durante al menos cinco minutos de los 120 que se supone que dura la experiencia (y digo “se supone que” porque fuimos incapaces de aguantar más de veinte minutos aquella tortura).
Al principio de la ronda pasas unos minutos comparando las características de tu personaje con las de las cuatro presas para ver con cuál, tienes más bonificadores. Así, al principio mismo de la experiencia ya sabes si vas a ganar o no, lo cual es toda una ventaja porque de este modo no tienes por qué terminar y puedes levantarte antes a hacer otras cosas más interesantes como observar el vuelo de una mosca o golpearte la cabeza repetidamente contra la pared. Esta última es especialmente recomendable porque un golpe con la suficiente fuerza te permitiría perder la consciencia y, con suerte, perder la memoria, con lo que no tendrías que vivir con el recuerdo de haber estado tomando parte en esa aberración.
Una vez determinada la aleatoria ventaja inicial de algún participante sobre los demás, llega el momento de ponerse en marcha. Tu turno consiste en los siguientes pasos:
- Robas hasta tres cartas.
- Miras en las instrucciones cómo interactúa cada carta con el resto de lo que hay en juego, principalmente las características de tu personaje y las de las cuatro presas, y al cabo de un tiempo acabarás teniendo una idea más o menos clara de qué cartas puedes usar, si es que puedes usar alguna.
- Usas todas las cartas que puedas, que tendrán un efecto completamente aleatorio consistente, en la mayoría de los casos, en que consigas una ficha verde o roja.
- Descartas todas las cartas que no has podido usar, porque así a lo mejor el turno siguiente tienes alguna que te sea útil.
La mayoría de los turnos, de todos modos, no tendrás que preocuparte del paso 3, porque simplemente no podrás usar ninguna carta y te tocará esperar con las manos vacías hasta que te vuelva a tocar.
¡Pero espera! Queda la parte más emocionante: cuando los efectos aleatorios de las cartas que has podido utilizar han hecho que acumules cinco o más fichas con una de tus presas, puedes intentar conseguir sus puntos de victoria. Para ello, la persona que esté a tu derecha baraja esas fichas y te las ofrece en abanico, y tienes que escoger una de ella: si escoges una roja, has fallado y, si la ficha es verde, lo has conseguido. Pero, como esto parecía darles demasiado poder de decisión a los participantes, el efecto del éxito o del fracaso es también aleatorio, pero a estas alturas ya todo te da igual y lo único que quieres es que la cosa acabe cuanto antes.
Sexy: el juego del arte del flirteo tiene un tema bastante repelente, de eso no hay duda. Por otro lado, hay juegos acerca de asesinos en serie, genocidios, compraventa de esclavos y demás actos moralmente deleznables que proporcionan una experiencia bastante divertida, e incluso puede hacer pensar un poco sobre el tema y aumentar nuestra comprensión al respecto. Podemos jugar a Sombras sobre Londres sin aprobar los actos de Jack el Destripador, a Memoir’44 sin pensar que la Segunda Guerra Mundial fue un periodo maravilloso de nuestra historia y a Battlestar Galactica sin defender el exterminio total y absoluto de la raza humana. Por contra, el despropósito autopublicado por Ramsés Bosque podría llamarse Ninja: el juego del arte del sigilo, Rifle: el juego del arte de la caza, Escuadra: el juego del arte de la adjudicación de obras públicas o Arcoiris: el juego del arte de la mágica amistad y seguiría siendo el mismo montón de basura que es. Si os acercáis a él para tocarlo con un palo, lo único que obtendréis es un palo sucio.
Lo mejor: saber que ya no tengo por qué volver a someterme a esa tortura.
Lo peor: a veces me acuerdo de esa interminable media hora antes de conseguir huir y lloro.
Solo tengo una cosa que decir… Betote On Fire! xD
Te imagino con los ojos inyectados en sangre y escupiendo fuego mientras escribías la reseña!
Por cierto, no me ha terminado de quedar claro, al final te gustó, no??
xDDDDDDDDD
No sé si Sexy es tan malo como dices (nunca voy a probarlo por la estética y aún menos por esa temática sospechosa), pero aplaudo que haya bloggers que se atrevan con críticas negativas y contundentes si así lo piensan.
Ahora te lloverá probablemente alguna hostia con la mano abierta (o no, pero seguramente sí) pero insisto en que deberíamos poder hablar sin autocensurarnos, como has hecho tú ahora.
Yo a veces he decidido no reseñar juegos que no me han gustado nada, porque conozco al autor o porque no quiero herir susceptibilidades. Y eso es un poco penoso por mi parte.
Yo soy de los que creo que una reseña así es muy poco explicativa. Te deja claro que al autor no le ha gustado, pero ya.
Un reseñador muchas veces jugará juegos que no le gusten pero eso no quiere decir que sean una mierda. Yo no soy un firme defensor de este juego y no me gusta nada su temática pero creo que la “crítica” no es buena porque no explica algunos conceptos (como el público al que puede dirigirse este juego) y porque se basa en una experiencia de partida inacabada. Ya no voy a exigir que una crítica se base en varias partidas, aunque así debería ser, pero, hombre, como mínimo acabar la primera, antes de reseñar así.
“Este juego no pretende entretener a jugones que, con su elevada dosis de azar, su falta de toma de decisiones y esa larga duración de partida para lo que ofrece, se aburrirán en los primeros y repetitivos turnos. La intención del juego debía ser entretener a adolescentes que se vean más interesados por su temática e ignoren los defectos de jugabilidad pero esa intención ha salido fallida porque la puerta de entrada de cualquier juego, su reglamento, en este caso es demasiado extenso y algo confuso. Así que “Sexy el juego del arte del Flirteo” se queda en tierra baldía.”
Esta es una versión (se puede hacer muchísimo más divertida y gamberra, claro está) que dice cosas similares pero que al menos intenta empatizar con el juego y descubrir si puede haber gente a la que le guste aunque a ti no lo haga. Similar a la gran crítica negativa que hiciste del Burgundy donde el apartado del “no me gusta” y “lo odio” era una parte de ella y no todo ella.
Y, de verdad, que me gustaría que todos los bloggers españoles escribieran crítica negativas más habitualmente (yo soy un firme defensor de que no hay tanto amiguismo como se comenta… de hecho el español es el público que critica más duramente lo publicado en España), pero también me gustaría que la crítica, positiva y negativa, estuviera más fundada en la experiencia de partidas y no en las primeras impresiones.
El hecho de que el juego sea tan increíblemente malo que ninguno de los que estábamos ahí quisiéramos acabar la partida me parece que es lo suficientemente explicativo como para constituir parte fundamental de la reseña. Y es que el engendro ese (sigo resistiéndome a llamarlo “juego”) no tiene más dentro de sí como para tener que pasar el trago de sentarme con él otra vez, y mucho menos para forzar a otras tres pobres personas a hacer lo mismo. En EEUU consideran que tener 10 minutos agonizando a un asesino en serie por un problema con la fórmula de la inyección letal es inhumano: ¿voy yo a tener a tres inocentes sufriendo Sexy durante 2 horas? ¿Qué clase de monstruo crees que soy?
Jummm, interesante reseña. En mi opinión, basada meramente en la publicidad de este juego, ya que no lo he jugado y tampoco lo haría a menos que no hubiese alternativa, considero que más que el tema, lo chocante es el concepto con el que se ha abordado la temática de juego, el título está mal escogido y el “arte minimalista” le confiere un aspecto de sofisticación mal logrado, muy asociable al tipo ligón-esnobista-patético… Creo que existían mejores maneras de implementar un juego con esta temática, tal vez en el estilo conceptual-artístico del rococó, en cuyo caso podría haberse titulado “Flirt” (o algo por el estilo), o mejor aún (para mi gusto), sobre el “fino arte del flirteo” en la época de las cavernas, con un concepto artístico gracioso y con el típico macanazo en la cabeza y arrastre por el cabello de la presa como último recurso…
Por otra parte, aunque encuentro igualmente loable el esfuerzo de auto-edición del autor, lo cual siempre ha de destacarse, me parece poco ético que él mismo califique su propia creación con nota 10 en la BGG.
Como decía al principio, todo esto es muy a la ligera y sin mayor conocimiento del juego. Sólo me he permitido estos comentarios, porque sé que se trata de un sitio para especialistas y que por lo tanto serán ponderados en ese tenor.
Saludos.
Dice Pedro Soto que se necesitan varias partidas para hacer una crítica (más una crítica de este tipo). En la mayoría de los casos así es y debe ser. Pero hay casos en que la cuestión es tan flagrante (no hablo de este juego porque no lo conozco, sino en general) que se puede hacer una crítica con una o media partida. ¿Acaso una reseña del monopoly tras una primera partida no podría hablar de tedio,sopor o aburrimiento supino?
Y sobre las formas sólo quiero decir que cada uno tiene su forma de expresarse y que no importa tanto el cómo sino el qué. Vamos, que si la crítica está fundamentada y se exponen los argumentos de por qué se cataloga como absoluta mierda o engendro monumental, ¿por qué maquillar la crítica? Creo que esta reseña está suficientemente argumentada. Para empezar opina sobre el tema (sobre el cual podría ser más desagradable por ser tópico y machista) y luego opina sobre la mecánica y la (escasa) toma de decisiones.
Y por último decir que ¿por qué el crítico -como recomienda Pedro- debe “intentar empatizar con el juego y descubrir si puede haber gente a la que le guste”? quizá el crítico lo que quiere precisamente es no empatizar en absoluto y desaconsejar la compra del juego a cualquier tipo de público.
Sobre las formas no voy a entrar porque eso es algo subjetivo.
Yo opino que escribir una crítica del juego que sea con esas formas descalifica gran parte del trabajo de opinión que pueda haber debajo, tú opinas que es algo atrevido y necesario en un mundo políticamente correcto y el autor opinará que escribiendo así le lee más gente.
Lo que sea.
Pero sobre que el jugar sólo media hora de partida de un juego que tiene en su caja anunciado que dura 120 minutos te califica, debido a tu experiencia, a criticarlo así, no lo veo. Y no me vale la comparación con el Monopoly que es un juego que todos hemos jugado durante horas (por cierto que la mayoría con las reglas equivocadas, debido a esa costumbre de antes de jugar de oidas, lo que alargaba la partida un montón) y ya sabemos que su desarrollo no cambia.
Incluso a Tom Vasel que ya se saca sus perrillas en esta industria, le han llovido leches por criticar duramente juegos de los que luego se supo que no había jugado ni una partida y opinaba tras una lectura de reglas en la que encima aplicaba mal alguna cosa.
Yo asumo que si el bloguero no se ha tomado la molestia de terminar una partida no debería perder el tiempo escribiendo una crítica por falta de fundamento. Al igual que un crítico debe ser capaz de separar los factores externos de la partida. Si es un party que has jugado con un mal grupo igual acaba siendo una mala experiencia a pesar del buen juego. Si es un juego ligero u orientado a otro sector de edad que has jugado con un montón de jugones duros es probable que el escarnio sea generalizado y eso radicalice más tu opinión.
Ya sé que “el blog es mío y escribo lo que quiero y como quiero” pero si hace tiempo se hablaba del porqué no existía una base crítica más “profesionalizada” en este país que se convirtiera en un referente a la que los medios generalistas dirigirse cuando asoman fugazmente sus morros por este mundillo, creo que puede ser por cosas como ésta.
PD: Y que conste que me gustan mucho las críticas que suele hacer Betote por el tono que utiliza y el humor imperante.
@Pedro:
Curiosamente, cuando se hacen críticas apasionadamente positivas recomendando a todo el mundo que compre un juego sin haber siquiera leído las reglas no parece haber ningún problema y me perdonarás, Pedro, si pienso que si has escrito estos comentarios es más por, llámalo corporativismo, intereses futuros o vergüenza torera que por otra cosa.
Dices que no haber estado dos horas sentado frente a Sexy me descalifica para criticarlo pero, por otro lado, tú mismo no lo has probado y, por tanto, no sabes si lo que dices es cierto o no, es decir, estás haciendo lo mismo que me criticas: tirar por tierra el trabajo de otra persona (el mío en este caso) sin información suficiente. La diferencia es que yo dispongo de más información sobre Sexy que tú.
¿Cuántas partidas hacen falta para una reseña? La respuesta es, en mi caso, “las suficientes”, y es algo que depende mucho del juego. Ya que estamos, te cuento mi modus operandi:
Lo primero que hago es, aunque parezca de perogrullo, leer el manual. No voy a hacer una reseña de un juego que me haya explicado otra persona porque me puede llevar a errores (haces muy bien en poner el ejemplo de Monopoly). Luego me aseguro de haber entendido bien las reglas, y en los casos más complejos puede que juegue alguna partida yo solo para hacerme una idea de cómo funciona.
A la hora de jugarlo, tengo la suerte de poder recurrir a varios grupos distintos, cada cual con sus gustos, e intento jugarlo con aquel que se adapte mejor al “target” del juego. En el caso concreto de Sexy, plantárselo a su público objetivo (preadolescentes pajilleros) me podría haber llevado a la cárcel, eso sí te lo concedo.
Una vez jugado, pienso si hay alguna otra vía estratégica que no he probado o si hay algún detalle que se me escape. Esto depende mucho de la profundidad y la originalidad del juego, y aquí es donde se “escapan” muchas reseñas negativas: si el juego no me ha gustado como para repetir pero no considero haberlo entendido en su totalidad, se queda sin reseña.
Cuando lo he jugado lo suficiente como para poder valorarlo, entonces escribo la reseña. Muchas veces, por otro lado, peco de haber jugado demasiado, ya que lo que escribo, lo que hago aquí, son reseñas: ni reportes, ni análisis ni artículos de estrategia. La pregunta que me hago es qué impresión me ha dejado el juego y cuáles son las características particulares de ese juego para haberme dejado dicha impresión.
¿Crees que mi reseña después de 20 minutos de partida en los cuales ninguno de los presentes tomamos ninguna decisión es incorrecta? Juega una partida y dime en qué me equivoco, pero no tengas la desfachatez de decirme que hago un mal trabajo basándote en “no puede ser, tiene que estar equivocado”.
Haz una cosa: prueba 20 minutos Sexy, y anota en un papel tus impresiones. Luego termina esa partida, y anota tus impresiones tras esa partida en otro papel. Compáralos. Prueba que estoy equivocado, pero no niegues mi experiencia basándote en tus suposiciones.
Betote, macho, ¿en que momento he negado tu experiencia con los juegos?
¿qué es eso del “corporativismo, intereses futuros o vergüenza torera”?
No me interesa el juego Sexy, no me gusta nada el tema, no me atrae para nada jugarlo, no conozco al autor, no soy de los que defienden un producto por ser nacional sin conocerlo o haberlo jugado y no sé ni a que te refieres con lo de “vergüenza torera” (¿?)
De hecho con mis comentarios anteriores no estoy defendiendo el juego. No te equivoques porque lo he dejado bien claro desde el principio.
Tampoco te he dicho “no puede ser, tiene que estar equivocado”. Estoy bastante convencido de que tienes razón y de que el juego Sexy tiene que ser aburrido para un jugón. En su momento me leí las reglas y no me pareció nada interesante. ¿Lo será tanto para otro grupo de personas? Pues es lo que no sé. ¿El juego esconde algo que el reglamento no te muestra y te lo muestra el flujo de la partida? Tampoco lo sé.
Lo que yo hago es criticar esta forma de reseñar tan brutal que has tenido porque, lo siento, no creo que 20 minutos sean suficientes para arremeter contra algo de la forma que lo has hecho. Y tampoco defiendo las críticas apasionadas de gente que no ha jugado a un juego, ojo. No sé cuales hay por la blogosfera pero no debo haber leído ninguna o al menos los autores no han confesado que hablan de oídas y suposiciones. En la BGG se ve muy claro cuando un reseñador anuncia que su escrito se trata de unas “primeras impresiones tras la lectura de las reglas” y cuando se trata de una reseñar tras varias partidas. Y el que lo anuncie a mi, como lector, me altera el grado de confianza sobre lo que dice del juego.
En tu caso, comprendo que hayas usado el hecho de jugar sólo 20 minutos como un recurso más para apoyar tu opinión negativa sobre el juego, pero, por lo que a mi respecta, si no hubieras dicho nada, si yo al leer la crítica hubiera entendido que jugasteis la partida completa, no habría escrito ni una línea sobre esto.
En fin, que al igual que no suelo tomarme muy en serio las críticas brutales y viscerales que pueden hacer la gente de películas que no han visto enteras o de series tras un primer episodio, en este caso (y menos mal, porque me habría perdido grandes series si llego a hacer caso a los que las definen de “mojón” en el minuto 5), me temo me ocurrre igual por el hecho de que sólo hayas jugado 20 minutos. Y no dudo de tu conocimiento del mundo lúdico y tu experiencia que te permite suponer que el juego no va a variar en los 100 minutos restantes y te va a resultar igual de aburrido y aleatorio, pero el confesar que sólo jugaste una quinta parte del tiempo, para mi hace que no me tome esta crítica como referente del juego.
¡Leche, si has invertido más tiempo en escribir la crítica que en el juego en sí!
Si estuviera interesado en el juego te diría que esperaré a que alguien comente sus impresiones con una partida completa, pero como eso es algo que no ocurre, simplemente esperaré a poder leer tus próximas reseñas.
Juguemos a un juego: tiramos un dado, y sumamos puntos. El que llegue a diez millones, gana.
¿Vas a esperar a terminar la partida para emitir un juicio de valor respecto a ese juego?
Betote ha sido muy suave con su crítica, creedme. Sergio (Ushikai) nos explicó el juego y, salvo que hubiera alguna cosa que por algún motivo se le escapara, el juego está muy lejos de proporcionar una experiencia entretenida (digo “una” literalmente, porque la rejugabilidad no la contemplo).
Lo peor, y creo que Betote lo explica muy bien, es la sensación de no tomar decisiones en absoluto, de que llegue tu turno y no puedas hacer nada, y que además no puedas hacer nada en el turno de los otros jugadores. El tema, al margen de lo ético, no llegó a ser una caricatura que nos resultara graciosa, como puede serlo “Vagos comparten piso”. No sé, el asunto de la “cobra” o la “cobra acuática”, o los estereotipos nos resultaron pues eso, una caricatura simplona y sin gracia (y creedme que algunos de los presentes somos fieles amantes del humor negro y no hacemos ascos a reirnos de lo más deleznable).
Un juego bastante mejor, o al menos más divertido, es el “PornStar”. Es un filler que consiste en hacer películas porno aprovechando lo que tengas en las cartas, que pueden ser hombres, mujeres, aparatos, etc… Como anecdota, si la película recibe demasiados bonos negativos llega un punto en el que los puntos negativos se convierten en positivos por lo épico del film (cine de culto). El autor del juego tenía una libreta donde iba anotando los titulos de las peliculas que iban surgiendo durante las partidas, eso si que fue verdaderamente legen – espera un momento – dario.
http://eldadodejack.com/2014/08/20/resena-sexy-el-juego-del-arte-del-flirteo/
Y digo yo, ¿habrá ganado mucha pasta el creador de esto? A mi me da igual que el juego sea machista para cierta gente, pero comprendo perfectamente lo que se siente cuando uno intenta ver una película mala y al final la tiene que parar (te odio, uwe boll, que horrible fue esa primera media hora de Alone in the dark”). Esto debe ser algo parecido por lo que he leído.