Reseña: Sblap

Jorge Piñan e Ignacio Sánchez Usera, 2014 - Edigráfica Games

Un Feld no es, no.

Un Feld no es, no.

El que te diga que no se lo pasa bien jugando a Jungle Speed, una de dos: o está mintiendo o es daltónico. Yo estoy en el segundo grupo y, como quiero hacer algo para eliminar ese regustillo amargo de envidia cuando veo a un grupo de gente riendo en torno a un montón de cartas cuadradas y un tótem, cuando sale un jueguillo parecido siempre me entra la curiosidad y acabo probándolo.

Con Sblap, no es que el juego sea parecido: es que es prácticamente el mismo juego: las cartas, esta vez, lo que tienen son monstruos y letras. Cada jugador tiene un montón de cartas boca abajo y, en su turno, cogen la primera, le dan la vuelta y la ponen en el montón central, boca arriba. En el momento en que coincidan el monstruo o la letra de la carta que se acaba de poner con la inmediatamente anterior, el primer jugador en poner la mano sobre el montón central y decir una palabra que empiece por la última letra mostrada reparte todas las cartas jugadas hasta entonces entre los demás jugadores según le dé la gana, y se vuelve a empezar. El primer jugador en deshacerse de todas sus cartas, ha ganado.

Sí, a mí también me suena a copia china cutre.

Si lo que buscas es simplemente un juego piscinero, no hay realmente ninguna razón para comprar este juego en lugar de Jungle Speed aparte del precio: los dibujos de los monstruos y las letras son grandes y fáciles de distinguir, así que no vas a encontrarte en esas situaciones que hacen del juego original algo divertido, cuando no estás muy seguro de si los dibujos son exactamente iguales y tienes que decidir si te la juegas y vas a por el tótem de todos modos o si vas a gastar unas preciosas milésimas de segundo en asegurarte. Además, el hecho de que el ganador de una ronda reparta las cartas entre los demás jugadores según le parezca puede hacer que la partida se eternice, ya que un jugador mínimamente competitivo siempre las repartirá de manera que los que estén más cerca de ganar reciban más cartas. Tanto Jungle Speed como sus alternativas, Dobble o Fantasma Blitz por nombrar un par de ellas, ofrecen un desafío más interesante y evitan situaciones injustas o problemáticas con más elegancia.

-Vaya, ya está Betote otra vez poniendo a parir un juego español. Qué sorpresa.

-¡No, espera: parece que sigue, yo creo que va a decir algo más!

-Que no, que ya me lo conozco yo, que ahora va a poner un par de chistes sobre lo malo que es el juego a ver si el autor se enfada, lo insulta en los comentarios y el blog gana visitas, que no da para más.

-No, me da que esta vez va a decir algo bonito. Es Navidad, ni él puede ser tan malasangre.

-Tú no lo conoces muy bien, ¿verdad?

-Va, venga, si son un par de párrafos nada más…

-Bueno, a ver qué dice. Porque es Navidad.

Sblap es, como decía, un mal juego si lo que buscas es un reemplazo para Jungle Speed, pero me he dejado algo en el tintero: la primera vez que se pone la mano sobre el montón de cartas hay que pronunciar una palabra que comience por la letra mostrada, sí, pero es que las siguientes tendrás, además, que ir repitiendo todas las palabras que se han ido diciendo antes en orden antes de añadir tu aportación. Esta tontería hace que un juego que de otro modo tiraríamos por el tejado o destrozaríamos a martillazos tenga de repente dos usos muy chulos:

El primero de ellos, recordando el verdadero significado de la Navidad, es sacarlo cuando la gente está entre bastante y muy borracha. Los traspiés al pronunciar, los huecos en la memoria a corto plazo y el que deje de importarte la estrategia a la hora de repartir cartas y se las des todas al que te parezca más gracioso en lugar de al que esté más cerca de ganar hacen que este juego tenga, de repente, un sentido: reírnos del lamentable estado etílico de nuestros amigos a la cara, cosa que es siempre muy bonita y ayuda a reforzar lazos, siempre y cuando nadie en el grupo tenga un beber violento. En ese caso, te recomendaría dejar el juego en el bolsillo pero, como también estarás borracho, da un poco igual lo que te recomiende porque poco caso me vas a hacer.

Eshtosh bichosh shon bis bejloresh hamijosh. ¡Hics!

Eshtosh bichosh shon bis bejloresh hamijosh. ¡Hics!

El segundo, no tan importante como aderezar una noche de borrachera pero igualmente respetable, es usarlo como herramienta pedagógica o incluso terapéutica. Los mecanismos de memoria y repetición de Sblap son muy útiles como refuerzo en los ámbitos de la enseñanza de idiomas y la logopedia entre otros para que los más peques entrenen la pronunciación de fonemas rebeldes ayudados por unas ilustraciones que les van a resultar muy simpáticas y en un entorno lúdico que sirve de refuerzo positivo. Pocos juegos han tenido una acogida tan calurosa en los grupos de chavales a quienes se lo he presentado, haciendo hasta al más tímido participar y esforzarse por recordar, localizar y pronunciar sonidos y palabras para los que normalmente ni abrían la boca. En este entorno, además, el mecanismo de repartir las cartas del montón que para un juego puramente lúdico resultaba negativo actúa como nivelador y evita que los participantes con más dificultades se frustren al ver cómo los más aventajados destacan: sí, Maripili puede pronunciar muy bien y equivocarse muy poco, pero cada vez que otro niño gana un montón, ya se sabe dónde va a ir, con lo que nadie sobresale demasiado.

Quedamos entonces en que Sblap es un buen juego para niños y borrachos. Y ya sabéis que tanto unos como otros dicen siempre la verdad, con lo que no tenemos más remedio que fiarnos de ellos.

Lo peor: como juego de destreza puro, es demasiado facilón en comparación con otros.

Lo mejor: el elemento de memoria y repetición de palabras lo hace una herramienta muy útil en ciertos entornos.

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