Reseña: Say Anything
El último pelotazo realmente importante a nivel comercial en cuanto a juegos de mesa fue Manzanas con Manzanas, allá por el 99, que de hecho añadió una tercera categoría a las dos que mencionaba antes y que podríamos denominar “di una tontería e intenta que el juez te escoja”. Lo bueno que tienen los juegos de este estilo es que nadie se siente juzgado por su inteligencia o sus habilidades artísticas pero, por otra parte, a un jugador con espíritu competitivo le puede frustrar depender de votaciones y tener que confiar en que el juez escoja honestamente y no pensando en qué jugador le cae mejor.
Dominic Crapuchettes al rescate. Después de solucionar los problemas de los juegos de preguntas con Las Vegas Quiz, se puso manos a la obra para ver cómo se podría apañar Manzanas con Manzanas para adaptarlo al gusto de los frikis más exigentes. El problema estaba en que en el juego original podría darse el caso de que el juez, al darle igual darle el punto a uno u otro, jugara la carta de “hoy no duermo en el sofá” mientras los demás se limitaban a mirar: era hora de darle a todo el mundo una oportunidad para sacar provecho del “a Pepe le gusta Borja, así que va a votar lo que diga él sí o sí“.
En un turno de Say Anything, el jugador que sea el juez en ese momento toma una tarjeta con cinco preguntas, escoge la que le hace más risa y la lee en voz alta. Entonces, los demás jugadores escriben su respuesta en una tarjeta preparada al uso y la muestran; el juez escoge en secreto qué respuesta le gusta más y ahora OJOCUIDAO los demás pueden intentar adivinar qué ha votado el juez: los puntazos irán tanto para el que haya escrito la respuesta ganadora como para los que hayan votado por ella.
Tan simple como eso, y ya tenemos el mayor problema arreglado. Ahora bien, puede darse el caso de que el taimado juez quiera hacer trampitas y votar por la respuesta más sosa para no dar puntos: tranquilos, que está todo pensado, porque el juez también se lleva puntazos en su turno, y la cantidad que reciba depende de cuánta gente vote lo mismo que él. La democracia salvando a los juegos de mesa.
¿Es Say Anything un juego imprescindible en tu colección? Pues, como todo en esta vida, depende: si no te gustan los juegos en los que no mueves cubos de colores de un lado a otro ni matas orcos espaciales, no vas a encontrar tu piedra filosofal aquí. También tienes que tener en cuenta que, como las respuestas dependen de lo que escriban los jugadores, en un grupo en el que no tengáis mucha confianza o si no estáis muy por la labor en ese momento el resultado puede ser bastante soso. Pero es un gran “fondo de bolsa” que llevar a una reunión o fiestecilla y sacar cuando todo el mundo está ya en ambiente y hay ganas de echarse unas risas. Y, al contrario que con Manzanas con Manzanas o Cards Against Humanity, los chistes no se repiten a partir de la tercera partida.
Lo mejor: un juego social que vale tanto para unas risas como para competir.
Lo peor: en el grupo o momento inadecuados puede hacer chof.
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