Reseña: Gloobz

Alexandre Droit, 2014 - Gigamic

Hey, chicos, mirad, un nuevo juego de detrezzzzzzzz...

Hey, chicos, mirad, un nuevo juego de detrezzzzzzzz...

Qué perezón me ha dado ver este juego en la lista de novedades. Dicen de Cthulhu, de los zombis y de los comerciantes renacentistas, pero los "estos bichos quieren ser tus amigos y tienes que cogerlos muy deprisa cuando salen en la carta" no se quedan atrás precisamente. Pero como os quiero mucho y, además, siempre está el tema de la curiosidad a ver si realmente el enésimo de estos juegos aporta alguna cosilla nueva o es simplemente más de lo mismo para cuando las cartas del Jungle Speed estén tan destrozadas que haya que buscarle un reemplazo.

Os voy a contar una triste historia de desencuentro: para mucha gente de mi entorno, los juegos de reflejos son muy divertidos y siempre que sale un Fantasma Blitz se escuchan grititos de alegría y un “¡ese, ese, ese!”. Y yo miro desde fuera con ojitos húmedos cómo todos se lo pasan pipa menos yo y, de vez en cuando, algún otro daltónico del grupo. Hay algunos juegos de este estilo a los que se puede jugar cuando tienes menos conos que la mayoría de la gente, mi favorito siendo Dobble, pero sigue siendo una agradable sorpresa cuando ves que han pensado en ti o, simplemente, que les ha cuadrado así la cosa. En Gloobz tienes que distinguir colores, sí, pero han escogido una paleta muy básica que hace la tarea fácil para cualquiera.

Bienvenidos a mi mundo.

Bienvenidos a mi mundo.

En Gloobz se nota que, si bien no han ido a por la originalidad ni en el nombre del juego, perteneciente a la escuela de “vamos a apretarle los mofletes a un bebé gordito a ver cómo suena”, al menos han decidido cuidar los componentes. Cartas de buen material que van a aguantar el tute que se les va a dar, bichitos de plástico blandito que son los que vamos a tener que coger deprisa y que por fin nos van a permitir jugar a un juego de reflejos en la misma habitación donde tenemos la tele y los jarrones, y unas ruedecitas para contar puntos que me dan algo más de reparo, pero que de momento no he visto bailar entre números, que es lo que importa.

El juego es lo de siempre: le das la vuelta a una carta, miras qué figuritas cumplen el requisito y a ver quién agarra la adecuada antes. Tiene un par de cositas como que antes de darle la vuelta a la carta se puede decidir si se va a lo que esté de más o de menos, la posibilidad de ir a por botes de pintura o bichos o el bicho mutante que si sale es la única figura a cazar pero vamos, más de lo mismo. Que no es ni bueno ni malo, simplemente es.

Si tienes que tener todos y cada uno de los juegos de reflejos que salen al mercado porque tus amigos no juegan a otra cosa y buscas al menos un poquitín de variedad dentro del género, Gloobz al menos es un producto en el que se han esmerado en cuanto a componentes y te va a durar algo más que las dos partidas que tarda una carta o ficha en estos juegos en romperse o perderse. Y si sólo quieres tener uno o dos de estos juegos, no es una mala opción por su calidad de producción y accesibilidad.

Lo mejor: en cuanto a componentes y accesibilidad, de lo mejorcito en su género.

Lo peor: realmente no ofrece nada que no hayamos visto cientos de veces ya.

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