Reseña: Black Stories
Holger Bösch, 2004 – moses. Verlag GmbH (Gen-X Games)
2+ jugadores, 10 minutos (aprox.)
Un hombre entra en un bar y pide un vaso de agua. El camarero saca una pistola de debajo de la barra y le apunta con ella. El hombre da las gracias y se va. ¿Qué ha pasado?
Este es un ejemplo de una de las historias que te puedes encontrar en Black Stories (tranquilo todo el mundo, que no voy a destripar la solución). Lo que tenemos es, como podrás imaginar, ni más ni menos que una versión comercial del juego de detectives clásico que muchos hemos jugado alguna vez en la piscina, en el campamento de verano o, en mi caso, en los pasillos de la facultad: un narrador cuenta parte de una historia, y el resto de los presentes trata de averiguar qué ha pasado en realidad a base de hacer preguntas que se puedan responder con un sí o con un no. Ni límites, ni puntuaciones ni más complicaciones.
La primera pregunta que te harás es si merece la pena invertir nuestro tiempo en intentar resolver uno de los misterios que presenta Black Stories. Y mira, si lo que vienes buscando es una aventura compleja con mil detalles y reglas a lo Arkham Horror, estás perdiendo el tiempo. Black Stories no es tanto un juego como una actividad, un pasatiempo con el que entretenerse mientras estás en el metro o en la barra del bar, donde no vas a ponerte a sacar fichas y tableros y donde tampoco vas a obligar a todo el mundo a tomar parte cuando pueden estar haciéndose selfies o comentando el capítulo de Amar es para siempre del día anterior. Pero, como pasatiempo mientras se hacen otras cosas, es genial. He perdido la cuenta de los cafés que he tomado intentando averiguar qué es lo que oye esa mujer mientras cae que le hace arrepentirse de haberse tirado, o por qué aquel hombre enciende la luz antes de suicidarse tras escuchar una noticia en la radio. Luego, cuando te cuentan la solución, piensas “ah, claro, era obvio” o “pues menuda chorrada”, pero el rato lo has echado ahí practicando el pensamiento lateral, que es lo que cuenta.
Pero ahora viene la segunda pregunta: una vez ya has decidido que Black Stories es lo suficientemente interesante (y si no, pues nada, tampoco se va a acabar el mundo por un juego menos), ¿qué ofrece la edición física publicada en no sé cuántas entregas ya por Gen-X Games? Y la respuesta es comodidad.
Porque una vez ya habéis resuelto cada uno las cuatro historias que os sabéis, si no tenéis un suministro continuo de historias nuevas poco podréis hacer aparte de golpearos la cabeza con fuerza a ver si con suerte os olvidáis de las antiguas y podéis intentarlas otra vez, y por cuatro perras tenéis 50 dosis. Que sí, que una vez resuelta una historia ya no se puede volver a repetir, pero lo mismo se puede decir de un libro de misterio o un juego como Sherlock Holmes: Detective Asesor y no por ello resultan menos válidos. Y, además, ¿cuántos otros juegos te van a aguantar 50 partidas antes de que prefieras arrancarte los ojos con una cucharilla de café a sentarte otra vez frente al mismo tablero a mover las mismas fichas y tirar los mismos dados esperando que salga el mismo número?
Pocas cosas justifican mejor su precio y su espacio en el bolsillo de la chaqueta tanto como Black Stories. Y, si no tienes chaqueta, ahí tienes un buen motivo para comprarte una.
Te gustará si: te gusta que te obliguen a pensar de modo distinto y fuera de tu área de confort, y valoras la creatividad por encima de la lógica o la eficiencia.
Lo odiarás si: no te gusta que te hagan “trampas” en los juegos de deducción en forma de pistas confusas o planteamientos enrevesados.
Deja un comentario