Primeras impresiones: julio de 2018

Qué bien sienta esto de darse un descanso de vez en cuando. Después de un mes en el que he tenido el blog bastante abandonado volvemos al ataque con las pilas cargadas, y qué mejor manera de retomar esto que contaros qué he andado haciendo frente a las mesas durante este mes de julio:

La Búsqueda del Anillo: tengo que darle otra vuelta, porque la primera partida me dio bastantes malas sensaciones, aunque creo que tiene que ver sobre todo con que las reglas están escritas de una manera muy confusa y es uno de esos juegos con la mala costumbre de ponerle a cada cosita un nombre raro porque sí, y de estar todo el rato consultando el manual no pude disfrutar del reto del juego en sí. Espero que una vez asimiladas las reglas la cosa cambie.

Conan: juego que tenía muerto de risa y que me dio por sacar a pasear, y menos mal que lo he hecho, porque es una pasada. No deja de ser un juego de escaramuzas estilo “uno contra todos”, pero la gestión de acciones está muy bien conseguida y le da un punto de decisiones adicional aparte del típico cargar y tirar mogollón de dados a ver qué pasa. Jugamos dos escenarios y las sensaciones fueron muy distintas, lo cual siempre es un plus en este tipo de juegos para evitar que se haga repetitivo. Eso sí, hay que tener en cuenta que el juego se basa en la obra de Robert E. Howard, y Robert E. Howard era un tío tan grillado que hacía parecer buena gente a Lovecraft, así que preparaos para entornar los ojos muy fuerte intentando hacer que ese machismo rancio y ese supremacismo ario no son vuestros, que son de un colega que se los estáis guardando.

Ganz Schön Clever: no quería que me gustase este juego, porque a estas alturas del siglo XXI ya deberíamos haber aprendido a hacer diseños que no se basaran exclusivamente en el color o, al menos, a elegir colores menos problemáticos para que los daltónicos no tengamos que recurrir a truquis si queremos jugar, pero he fracasado miserablemente en mi intención de odio y este diseño simplote con bastantes más decisiones de las que parece nos ha ganado a mí y a la mayoría de la gente con la que lo he jugado. Lo de nueve partidas en un mes es porque no he contado todas las veces que lo he jugado en solitario vía web o aplicación, que en ese caso estaríamos hablando de tres cifras. De los juegos de tirar dadetes y apuntar cosas que he probado, el que más me ha gustado de lejos.

Imperial 2030: y vamos ahora con un juego que tiene ya unos añitos que nos propone una curiosa mezcla entre juego de conquistas de toda la vida y especulación financiera a lo 1830. Tenemos un mapa con varias naciones, cuyo control va pasando de un jugador a otro en función de las participaciones que vayan adquiriendo. La idea es intentar que las naciones en las que tenemos intereses vayan medrando o, si vemos que alguna tiene más potencial, bajarnos del carro a tiempo, porque al final de la partida el ganador será el que acumule más puntos en participaciones. No es tan malaje como otros juegos del estilo porque las naciones nunca bajan de valor (simplemente avanzan más o menos rápido) y no hay opción de vender participaciones y dejar a la Unión Europea como bono basura, pero para una versión “euro” de este tipo de juegos me pareció más que decente.

Kariba: un jueguecillo de cartas de esos de jugar en automático más dirigido a niños y familias que se han pasado con los chupitos que a gente que esté buscando un reto o una experiencia original. No voy a ser cruel con él porque está claro que no soy su público objetivo, pero no me veréis jugándolo de nuevo.

Ticket to Ride: New York: pues qué deciros, una versión de ¡Aventureros al Tren! que se juega en cuarto de hora como mucho. Va especialmente bien a dos, pero tampoco os esperéis que revolucione toda vuestra experiencia lúdica ni que arroje nueva luz sobre un diseño que lleva quince años funcionando como un reloj. Si os gusta el original y queréis una versión más corta o más fácil de transportar y desplegar, aquí tenéis.

Welcome to… (hacia el perfecto hogar): si bien Ganz Schön Clever se lleva mi premio del mes a juego de apuntar cosas en un papel, Welcome to… tampoco es un juego que haya sufrido, ni mucho menos. Las acciones especiales que hacen que a veces escojas un número que no te viene del todo bien porque quieres ese beneficio puntual le dan algo de vidilla, y el cálculo de probabilidades en esa mecánica de forzar la suerte para ver cuántos números creemos que podemos colocar entre uno y otro ayudan a hacerlo más entretenido que un simple Yahtzee!. Como pega, el hecho de que todos los jugadores usen siempre todas las “tiradas” al mismo tiempo puede dar lugar a “copiotas” que se dediquen a ver qué hace el de la izquierda y escoger lo mismo pero, como siempre, la solución a este problema es no jugar con capullos.

No es novedad como tal, pero sí que tengo que mencionar que este mes he jugado mi primera partida a Memoir’44 en modo Overlord (juntando dos mapas -o usando un mapa de papel en este caso- y jugándolo con 6-8 personas, cada uno ocupado de una parte del mapa), y es una experiencia que os recomiendo con mucha fuerza. Sí, necesitas una inversión importante de al menos una copia del juego, la expansión Operation Overlord y algún mapa, pero merece mucho la pena. El juego en equipo, el ver cómo las cartas llegan o no llegan según el comandante en jefe tenga una buena mano o simplemente decida dejarte a tu suerte ese turno y la ampliación del frente le dan un aire mucho más épico al que ya en su modo vainilla me parecía uno de los mejores juegos de guerra del mercado. Gracias al hamijo Chemapamundi por montar el tinglado y a Cuarto de Juegos por acogernos, y a ver cuándo repetimos.

Y ahora ya sí que sí, os dejo hasta dentro de unos días, que en este mes de descanso he acumulado muchas cosas de las que os quiero hablar. No olviden supervitaminarse, mineralizarse y dejarse la panoja en Generación-X que sigue patrocinando todo este jaleo. Besis.

1 Comment on Primeras impresiones: julio de 2018

  1. Quiero reseña del conan!

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