Potion Explosion: Sweeeeeeeeeet!

Stefano Castelli, Andrea Crespi y Lorenzo Silva, 2015 – Horrible Games (EDGE Entertainment)

Ficha en BoardGameGeek

¡10 puntos para Gryffindor!

¡10 puntos para Gryffindor!

Es que era cuestión de tiempo: tarde o temprano tenía que aparecer un juego de mesa basado en Bejeweled  Candy Crush (perdón, se me nota la edad ya), y que lo hicieran los mozos de Horrible Games, tan dados ellos a las marcianadas que, por un motivo u otro, acaban saliendo bien, estaba casi cantado. Ahora la pregunta es qué tal les habrá quedado. Aparte de cuquísimo, claro. Pues vamos a ver:

Como para decir que la cosa va de hacer chocar caramelos había que pagar royalties, se han decidido por un tema de escuelas de magia, que por ahí también rascamos algo de ventas y además hay que aprovechar tener en nómina a Giulia Ghigini, culpable en buena parte del éxito de Dungeon Fighter. Y tampoco es que se hayan roto la cabeza en cuanto a mecánicas: vas a ir cogiendo canicas de colores (una más las que logres «explotar»), las usas para cumplir los requisitos de pociones que te dan puntazos al completarlas y al final gana el que tenga más puntazos.

Pues fue llegar a casa, quitar el plástico, pasar mi ratete tan entretenido montando el cacharro dispensador de canicas, leerme las reglas…, y pensar que eso era una fulija de impresión. Mira dónde te llevas más canicas, colócalas para rellenar las pociones y eventualmente la cosa termina, chimpún. Poca decisión aparte de mirar dónde hay dos canicas del mismo color separadas por otra y ya. ¿Y esto es lo que lo iba a petar tantísimo? Pues estamos apañados.

Si ver esto no te da ganas de ir sacando canicas para ver cómo caen, este juego no es para ti.

Si ver esto no te da ganas de ir sacando canicas para ver cómo caen, este juego no es para ti.

Sin embargo, la cosa cambió a la hora de jugarlo: el que cada poción completada te ofrezca un poder especial de un solo uso resulta que, lejos de ser un simple añadido por poner algo, es lo que le da la chispa al juego: llega tu turno y de repente no tienes sólo el «a ver dónde provoco un choque», sino qué poción te interesa rellenar antes, cuándo es el momento de usar cada poder y, si te pones en plan profesional, qué movimiento le deja menos cositas jugosas a Manolín, que siempre gana el tío y ya está bien. Para un juego increíblemente fácil de explicar luego tiene su puntito. No tanto como para plantearte si jugar a Caylus o a éste, pero lo suficiente para impresionar a las visitas. Y las canicas hacen «clac» cuando chocan, que siempre es un punto a favor.

Por otra parte, precisamente ese puntito de «tiene más miga de lo que parece en un principio» tiene su lado oscuro, y en este caso lo encontramos en la negra sombra del análisis-parálisis, en la que si os sentáis con Emilio, que se toma su tiempo para pensar las jugadas, ya os podéis levantar a tomar algo o dar un paseo para estirar las piernas cuando le toque, que si quiere ponerse a maximizar cantidad, color y textura de las canicas que se vaya a llevar ese turno y pensar en qué momento usar o no cada una de las pociones que tenga disponibles la cosa se puede eternizar y oye, uno puede plantearse eso con juegos de los chunguetes, pero en uno que va de hacer chocar canicas de colores a lo mejor resulta un pelín excesivo.

¿Un traguito?

¿Un traguito?

En cualquier caso, el resutado es, si no espectacular, sí satisfactorio, y para echar un ratete (una partida, incluso con Emilio, no va a durar más de una hora) entre juegos más duros o con gente que no esté muy enganchada al mundillo todavía ya vale. Ideal para regalar a ese pesao que no hace más que pedirte vidas por Facebook y que despegue la cara del móvil de una vez.

Lo amarás: si te puede el «factor juguete» de hacer chocar canicas y ver cómo ruedan cuando las echas de nuevo al dispensador.

Lo odiarás: cuando tengas que levantar el sofá porque una canica rebelde ha llevado a cabo su plan de fuga.

Juego proporcionado por Generación-X.

 

 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde El dado de Jack

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo