Piensa global, actúa local y déjate los billullis en tu tienda hamija

Y con esto podría dar por terminado el artículo, pero como me queréis mucho seguro que no os importa que me extienda un poquito más, ¿a que sí? Si es que sois más majos que las pesetas.

Porque a lo mejor las cosas no son tan sencillas. A ver, todos sabemos que Amazon es el Mal, pero por otro lado todos sabemos que precisamente por ser el Mal tienen precios más baratos, y que pidiendo veinte copias en polaco a tal o cual página sale a menos de la mitad de precio, y uno tiene principios pero también nos gusta pagar el alquiler y la comida así que, ¿por qué pagar más por el mismo producto? Pagar de más es de parguelas, ¿no? ¿No podrían bajar los precios en la tienda de la esquina en lugar de pasarse el día lloriqueando porque no les compramos el Cthulhu Wars a ellos?

Los argumentos que apelan a las tripas en lugar de a la razón pueden servir para detalles menores como hacernos decidir a qué partido político votar para que dirija nuestro futuro durante los próximos años, pero para cosas serias como determinar dónde comprar el nuevo JUEGAKEN DEL AÑO de esta semana tenemos que considerar todos los detalles más fríamente, dónde va a parar. Así que veamos qué nos ofrece cada una de las opciones:

Comprar en línea tiene ventajas, desde luego, e ignorarlas o hacerlas de menos es hacer demagogia: es más barato, más cómodo y te lo traen a casa sin tener que ir tú a por ello, que salir a la calle sobre todo viviendo en una gran ciudad es jugarse la vida y los bronquios. En una tarde tonta, con el pijama puesto y la taza de café de medio litro, te ves una ristra de videorreseñas totalmente objetivas, pones el nombre de los MEGAJUEGAKENS en el comparador de precios de turno, y en tres clics ya has cumplido con tu deber consumista. Y no estaría de más decir que, consideraciones político-filosóficas aparte, no hay nada de malo en ello. Como cliente, votas con tu cartera la opción que te parece más cómoda y punto.

Cuando vas a una tienda física es porque buscas algo aparte de precio y comodidad. Puede que no te baste con un vídeo y dos reseñas escritas (porque hay gente que lee una entrada de iMisut y piensa «no sé, necesito más información») y quieras tocar las fichas y jugar un par de turnos, y una tienda que tenga una copia abierta o que organice una partida de demostración te puede hacer el apaño. O que tengas el juego pero no con quién o dónde jugar, y por eso quedas los martes en el sótano de aquella otra tienda que os dejan usar sus mesas. O que no tengas tiempo para buscar información sobre todos los juegos del mundo y entonces le preguntas al chaval de detrás del mostrador si tiene algo así como el Monopoly pero que tenga un mapa que él ya te dirá cuál es el bueno. O que alguien que sepa de tus gustos porque ya te conoce de pasarte por allí habitualmente te diga, cuando tienes el cajote en la mano, que ese bichaco de 100 pavos a lo mejor no es tu rollo. Y el precio de todos estos servicios son los 5-10 euros de diferencia.

Pero ojo: en inglés se usa el acrónimo FLGS o Friendly Local Game Store como «tienda local de juegos amigable», y voy a hacer hincapié en ese «amigable» que a veces se nos olvida. He visto a tenderos aconsejando descaradamente el producto más caro o que más les interesa desalojar de la estantería en lugar de lo que realmente les estaban pidiendo, caras de hastío y ojos en blanco porque les distraes de la partida que se están echando con sus amigotes con ese capricho tuyo de comprar en su tienda, exigencias de fidelidad absurdas o incluso aquel que, sin conocerme de nada, me dijo que en su tienda no entraba con bolso, que cómo se iba a fiar de que no le robase (spoiler: robar no robé, pero desde luego que tampoco vio un céntimo mío). Y mira, no: esas tiendas no merecen tu dinero. Y si acaban teniendo que cerrar no será por culpa de Amazon, sino de ellos mismos.

En cualquier caso, como siempre, que cada uno haga lo que crea conveniente. Si no tienes ninguna tienda en tu población y tienes que hacer dos horas de viaje hasta la más próxima, o si siempre compras a tiro hecho y tienes tu local de juegos propio, tampoco tienes ninguna obligación moral de apoyar un negocio que a ti no te reporta ningún beneficio, y tampoco vas a comprar un juego que has probado en una tienda y no te ha gustado simplemente por compromiso pero, por otro lado, si pasas toda la tarde ocupando espacio en una tienda tan a gusto jugando con los juegos de su ludoteca, a lo mejor aunque sea un paquetito de fundas podrías comprar por las molestias, no me seas ratuflo. O al menos luego no te preguntes por qué esa mesa que te tenían puesta para que jugases tú la han cambiado hoy por una máquina de refrescos.