No hay miedo
Si lees este blog es porque te gusta jugar y, en el fondo, sigues siendo un poco niño, lo cual es fantástico. Pero no todo el mundo tiene la posibilidad de ser un niño, ni siquiera cuando cumple los requisitos de edad, porque la realidad tiene la puta manía de ponernos trampas y una de las más jodidas es la del cáncer.
Imagínate ser un niño, querer hacer todo lo que cualquier niño, cualquier mal llamado “adulto” incluso, querría hacer: ser tú, jugar, disfrutar, aprender, y ver que tu cuerpo no te deja. Que tienes que pasar buena parte de tu tiempo enganchado a una bolsa que te recuerda continuamente que puede que no llegues a ver el próximo verano y que, cuando te libras de ella, te deja sin fuerzas, revuelto, demasiado débil como para hacer todo lo que quieres hacer, lo que tu naturaleza necesita.
La gente de Juegaterapia no son magos, pero casi. No pueden sanar a todos esos niños, pero hacen lo que pueden por que, al menos, el trayecto no se les haga tan pesado, para que la enfermedad no impida a los niños ser niños. Y por eso se merecen esta entrada, y un poquito de nuestros bolsillos y tiempo también.
Hoy es el día internacional del juego. Juguemos a ayudarnos.
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