Millennium Blades: ¡hazte con todos!

¡Ach! ¡Corre, Hans! ¡Es el Lhurgoyf!

Brad Talton Jr., 2016 – Level 99 Games

Ficha en BoardGameGeek

 

¡Ach! ¡Corre, Hans! ¡Es el Lhurgoyf!

¡Ach! ¡Corre, Hans! ¡Es el Lhurgoyf!

Aquí donde me veis, yo también tengo un pasado, y mi pasado viene plagado de tierras dobles, Contrahechizos, Fuerzas de Voluntad y Djinns de Erhnam. Cuando tenía muchos menos años (iba a decir mucho más pelo, pero siempre he sido bastante cartoniano) mi presupuesto semanal lo sacaba a base de cambalachear con cartoncitos en el Rastro madrileño, frecuentar los torneos de tiendas para rascar cartas y pasar noches en vela probando mazos antes de un torneo importante. Llegó un momento en el que tuve que decidir entre mantener ese ritmo y hacer otras cosas con mi vida, y no debí elegir muy bien porque acabé haciéndome filólogo, pero esa es otra historia.

La cuestión es que Magic: el Encuentro es uno de mis juegos favoritos, y lleva siéndolo desde hace más de veinte años, pero cada vez lo juego menos, si acaso algún cubo de vez en cuando o alguna partida con mazos prestados. Sigo disfrutando del juego en sí, pero me pierdo en el metajuego, la preparación de la baraja definitiva, el vagabundear de torneo en torneo para averiguar qué están haciendo los oponentes más peligrosos y cómo contrarrestar sus estrategias…, en definitiva, todo lo que diferencia vivir Magic como juego o como modo de vida.

Y aquí entró Millennium Blades, prometiendo proporcionar en un par de horas la experiencia de vivir a tope un juego de cartas coleccionables durante toda una temporada, con sus main events y su mercado secundario, y lo mínimo que puede experimentar un viejo dinosauro de los cartones como un servidor es curiosidad. Algún juego ha logrado capturar en mayor o menor medida la experiencia de la partida en sí, incluso de un torneo aislado, como Epic, que viene siendo un draft en una cajita, pero aquí estamos hablando de abarcar algo mucho más amplio. Con mucho miedo y bastante desconfianza metí la puntita del dedo gordo del pie en esta piscina a ver cómo estaba el agua y lo siguiente que recuerdo es tirarme a bomba y ponerme a chapotear.

Una carta para elevar los precios de todas.

Una carta para elevar los precios de todas.

Lo primero que vas a hacer en Millenium Blades es montar el mazo de cartas que va a formar el entorno en esa partida, con un set básico que siempre va a estar presenta y una selección de sets premium, expertos y promocionales para acabar formando una Torre de Babel de cartas. Esto puede llevarte un rato, y recomendaría hacerlo una vez y usar esa misma combinación para varias partidas: así ahorras tiempo y te vas acostumbrando a las cartas que aparecen para perfeccionar estrategias. Cada carta representa un sobre del que, como buen pro, al abrirlo tiras todas las cartas menos la rara, un detallito muy curioso y una muestra de que Talton sabe de qué va el mundo que está representando en el juego.

El juego en sí tiene dos fases que se van alternando y que representan, respectivamente, los meses de pretemporada y cada uno de los torneos principales. En la pretemporada vamos, con el dinero que hemos sacado de la hucha de cerdito, a comprarnos sobres, vender cartas sueltas e intentar formar un mazo rompedor y, de paso, alguna colección chula que exponer para chulearnos. Esta fase es loquísima, ya que ni turnos ni nada, todo se hace con cronómetro y en 20 minutos, con paradas para recibir más mandanga y ver parte de lo que va a ser el “meta” del torneo que se avecina (esto se representa mostrando un símbolo que, si aparece en tu mazo durante el torneo, te va a dar puntos adicionales), lo que le da a todo un aire de bazar al aire libre, regateos incluidos porque, por supuesto, puedes cambiar cartas con los demás jugadores además de comprar y vender en el mercado, que, si algún domingo por la mañana has ido con tu carpeta bajo el brazo con la misión de conseguir ese Pétalo de Loto que te faltaba para el mazo, puede muy bien hacer que se te escape la lagrimita (aunque tiempo para sacar un pañuelo y secártela no vas a tener).

El segundo “minijuego” que nos encontramos es el torneo en sí, de los que vamos a tener tres durante una partida estándar, y es de donde vamos a sacar la mayor parte de los puntazos. Al torneo nos vamos a presentar con nuestro mazo formado por ocho cartas exactas y únicas, una caja (que representa, digamos, la “morralla” de nuestro mazo) y hasta dos accesorios en plan fetichista. En el torneo nos vamos turnando para bajar, una a una, hasta seis de nuestras ocho cartas, y ver quién ha conseguido la combinación más rompedora. Esta fase recuerda más a lo que puede ser una partida de Seasons o 7 Wonders que a la típica partida uno contra uno de los juegos de cartas coleccionables típicos, pero es que estamos representando cómo funciona nuestro mazo a lo largo del torneo en sí más que una partida en concreto. Cada carta que juguemos tendrá un efecto al entrar en juego, o bien una puntuación adicional al final del torneo, pero la cuestión es que vamos a ir consiguiendo combinaciones que nos den puntos a cascoporro. Al final de esta fase, te dan puntos de victoria según tu posición en el torneo, y vuelta al mercado.

También vale la pena mencionar que este es un juego de Level 99 Games, y eso significa que nos van a salir los componentes y las variantes de juego por las orejas. Aparte del porrón de cartas que tenemos y de las que vamos a usar menos de la mitad en cada partida (viendo como un tercio de esas cartas, por otra parte), nos encontramos con habilidades especiales para los jugadores, con terrenos de juego especiales que varían las condiciones de juego, con variantes para dos jugadores o para jugar por turnos todas las fases a la vez…, por no mencionar los famosos fajos de billetes que usa como dinero y que te va a tener un par de horitas largas juntando, contando y uniendo billetitos de papel pero que luego dan una sensación de “porque yo lo valgo” muy gratificante a la hora de soltarlos sobre la mesa para comprar un sobre o una carta.

#Thuglife

#Thuglife

Quiero tener mucho cuidado a la hora de recomendar Millennium Blades a nadie, por varias razones. En primer lugar porque, a pesar de su estética y su tema, es principalmente un juego económico, ya que es en la fase de pretemporada donde realmente te la juegas, mientras que en el torneo simplemente estás poniendo a prueba las decisiones que has tomado anteriormente y viendo sus resultados. Y no sólo es un juego económico, porque dicho así lo podría recomendar a todos los aficionados a Alta Tensión y listos, sino que tiene ese componente de tiempo real que a los que no les guste sentirse agobiados les va a dar cosica y, más importante aún, un factor aleatorio que en ocasiones puede parecer demasiado determinante (si compras un sobre y te sale justo la carta que necesitabas, eso que te has sacado), aunque difícil va a ser que, haciendo las cosas bien, acabes con un montón de cartas que no tengas por dónde coger, o que una sola carta ultramegaespecial (porque hay cartas mejores que otras, como tiene que ser si quieres retratar bien el tema) te dé la victoria si no tienes con qué apoyarla.

Millennium Blades es un juego desequilibrado por definición e intenciones, ya que al final el objetivo del juego es buscar una combinación rota y explotarla al máximo, y de tomar contramedidas una vez te has enfrentado a ese muro. Es un juego con multitud de referencias al mundo de las cartas coleccionables, a series de animación, a clásicos de la ciencia-ficción… Es, quizá el juego más de nicho al que me haya enfrentado por todo el bagaje que tienes que llevar a tus espaldas para sentir que te está hablando a ti, pero es que da la casualidad de que ese nicho soy yo, y el juego me habla a mí, y me dice todo lo que quería oír. Si los mundos de los que habla te son extraños, puede que el estilo de las ilustraciones, los chistes privados, la descompensación de algunas cartas y combinaciones respecto a otras o el simple objetivo del juego te echen para atrás, pero yo no tengo otro remedio que darle mi sello de aprobación a un juego que parece hecho expresamente para mí.

seal of approval

Lo amarás: si el concepto “simular una temporada en un entorno competitivo de juego de cartas coleccionable” te pone los ojitos con forma de corazón.

Lo odiarás: si llevas mal los agobios y prefieres los juegos en los que todo está compensado.

 

 

4 Comments on Millennium Blades: ¡hazte con todos!

  1. Hypeman:
    A mí me pone los ojitos en forma de corazón.

    Competitiveman:
    Y a mí…

    Mechman:
    Ay…

    Roleman:
    Ay ay ay…

  2. Una pregunta: ¿Este tipo de juegos donde los soléis pillar? en amazon?

    • A veces en tiendas online, a veces en tiendas físicas, a veces por Kickstarter, a veces directamente de la editorial.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: