Mexica – buena añada
Michael Kiesling y Wolfgang Kramer, 2002 – Ravensburger (2015 – Super Meeple (Maldito Games))
Sé que a veces me pongo gruñón de más, que tengo poca paciencia con los diseños que me huelen a refrito y tiendo a decirlo de manera, quizá, demasiado asertiva. Yo lo achaco a que me hago mayor (no tanto como otros, eso sí) y cada vez encuentro menos juegos que me sorprendan de verdad: la gran mayoría me parecen una simple vuelta de tuerca a mecanismos ya conocidos o, aún peor, una acumulación de complicaciones para suplir la falta de profundidad con un exceso de dificultad: como digo muchas veces, cuando me siento a jugar quiero enfrentarme a mis amigos, no al reglamento. Y pienso si no nos habremos olvidado ya de cómo empezó esto, qué es lo que hizo que los juegos de mesa salieran del nicho y comenzaran a hacerse populares. Y la reedición de Mexica puede que nos ayude a refrescar la memoria.
Mexica es un juego ya mayorcito, de 2002, y cuando un juego de hace 15 años ve una reedición en la que echan el resto, uno ya puede imaginarse que por algo será. Tenemos un mapa que representa el islote sobre el que se fundó la ciudad de Tenochitlan, y a cada jugador se le dan un cubito para marcar puntuaciones, un muñecote para mover por el tablero y un montón de templos pintados que lo molan todo, porque a pesar de lo que piensen algunos no hay ninguna ley que obligue a poner componentes cutrones en un eurogame. Y una vez armados, se nos cuenta que tenemos que ayudar a construir la ciudad, crear canales, fundar distritos y edificar templos, todo por supuesto en nombre de los puntos de victoria.

Apreturas.
En nuestro turno tendremos 6 puntos de acción, y los podemos usar como queramos para mover nuestros muñecotes, construir canales que delimiten distritos y edificar templos. Las acciones de construcción las podemos realizar, con alguna pequeña restricción, donde queramos, pero para inaugurar un distrito tenemos que estar ahí, porque esa es la esencia de la política, en el imperio mexica y en la actualidad: que vayan trabajando otros y ya iremos nosotros cuando toque hacerse la foto. Cuando se hayan fundado ocho distritos y algún jugador haya colocado todos sus templos, se hace una ronda de puntuación en la que cada distrito otorga puntos en función de mayorías de templos y comienza la segunda ronda, con más distritos por construir y más templos que colocar. Al final de la partida se vuelven a puntuar las mayorías de todos los distritos, y hale.
Hay dos campos en los que vamos a pelear en Mexica: el primero es el de la fundación de distritos. Para fundar un distrito, tenemos que tener a nuestro señor en una zona cerrada con un número de casillas igual al de alguna de la fichas disponibles, y aquí hay oportunidad para todo tipo de maldades: desde plantar canales para limitar opciones a directamente encerrar a los señores de los demás construyéndoles templos alrededor. Esta pelea por ser el primero en fundar los distritos de mayor tamaño hace que el tablero tenga siempre un aspecto distinto al terminar la partida, y es lo que le da el mayor punto de variedad al juego.

Un juego que tiene esta pintaza al terminar la partida vale la pena sí o sí.
El segundo campo de batalla es el de los templos: tenemos una cantidad determinada de templos de uno, dos, tres y cuatro pisos que podremos ir construyendo según nos apetezca a razón de un punto de acción por piso, y a mitad de partida y al final estos templos nos van a dar la oportunidad de llevarnos puntazos según el distrito en el que estén (a mayor tamaño de distrito, más puntos) y la posición que ocupemos en el reparto de fe en ese distrito (vamos, el que más pisos de templos haya construido se lleva el doble de puntos que el segundo y esas cosas). La tentación de llenar los espacios de un distrito con templos chiquitines para asegurarnos la mayoría está ahí pero, ¿no merecerá más la pena pelear por los distritos más jugosos en lugar de racanear en los pequeños? ¿Y si los demás opinan lo mismo?
Así en resumidas cuentas, Mexica es un juego de mayorías casi puro, en el que el punto especial lo da que el tablero y las zonas por las que vamos a pelear se va formando a lo largo de la partida. Sin acciones especiales, registros secundarios ni demás plumajes que distraigan de lo fundamental, y en el que no vas a ganar o perder según tu experiencia en el juego ni lo bien que conozcas el manual, sino por haberte sabido adaptar mejor a lo que están haciendo los demás. Y si encima la edición es una maravilla de ver, mejor que mejor.
Recomendado para: amantes de la estrategia pura y los diseños elegantes.
Una vez más una brillante reseña. Otro juego que compraremos gracias a vuestra recomendación.
Saludos cordiales.
Y ahora está también anunciada la edición en español de Tikal, otro muy buen juego. Yo este Mexica no lo conocía, pero menuda pinta que tiene. Tikal me encanta y Tikal 2 es una delicia de juego, parece que de verdad estás explorando un templo. Un saludo.
Gran analisis. Gracias a el lo acabo de importar directamente de USA para México. Ya son varios los juegos de mesa que compro debido a tus reseñas. Espero no romper mucho el cochinito y quedarme sin dinero :P.
Recibe un gran saludo.