Icono del sitio El dado de Jack

Interludio: el Quarriors de Marvel y el Magic de World of Warcraft

Esta entrada es fruto de la desdicha.

Yo querría haber escrito en lugar de esto una reseña de Marvel Dice Masters, que para eso es uno un fanático de todo lo Marvel y de gran parte de lo que hacen en WizKids, pero un revés tras otro me lo han impedido. El primero es el que hemos sufrido todos los que esperábamos el juego, y es la escasez de la primera tirada. Ese primer tropezón pareció solucionarse gracias a los chicos de Generación-X (C/ Carranza, 25, Madrid – ¡ya estáis tardando en ir a comprarles cosicas!), que me ofrecieron jugar con la copia que tenían en la tienda para demostraciones, pero no todo iba a ser tan bonito: estos días ha hecho un buen tiempo terrible que han llevado a una polinización explosiva y, en consecuencia, a que no pueda permitirme salir de casa más de lo estrictamente necesario, así que esa reseña tendrá que esperar.

Ya habiendo asumido que iba a quedarme en casa, me tocó buscar algo que hacer, y recordé cómo habían alabado Hearthstone en Días de Juego y El Tablero, así que decidí hacer lo que hacen todos los chicos guays y me lo descargué. Tras unos cuantos días dándole, ahí va mi primera reseña de un videojuego:

Hearthstone es… A ver cómo decirlo sin que suene mal… Una copia cutre a más no poder de Magic: el Encuentro. Sí, creo que me ha salido bastante neutro. Le han cambiado los dibujitos por otros reciclados de World of Warcraft, le han puesto sonidos a las cartas (que resultan increíblemete cargantes, pero no hay forma de quitarlos), han eliminado cualquier decisión interesante, sobre todo las que se podían tomar en el turno del oponente, y así lo han presentado al mundo.

Tiene cosas buenas, no se lo vamos a negar: la simplificación hasta el límite del sistema de juego hace que sea mucho más fácil de aprender y jugar, un entretenimiento para mantenerse ocupado sin pensar como puede ser el solitario o el buscaminas, pero más bonito. Además, el sistema de recompensas diarias anima a meterse todos los días, y ver cómo vas adquiriendo cartas poquito a poco es algo que siempre engancha. El free-to-play está bien implementado y no es intrusivo, no te obliga a comprar nada para jugar, aunque es evidente que las cartas raras son más poderosas y cuando juegas contra oponentes que te destrozan sin que puedas mover un dedo es fácil ver que tienen el mazo lleno de cartas raras y legendarias, pero al menos puedes decidir pagarlas con tiempo en lugar de con dinero, y la posibilidad de «tirar» las cartas repetidas para fabricarte otras nuevas es bastante amable.

No voy a borrar Hearthstone del disco duro, y supongo que durante un tiempo seguiré metiéndome para sacar el reto diario e ir coleccionando cromitos, pero no puedo recomendarlo como juego, sobre todo cuando veo que todos los cambios respecto a Magic Online o Duels of the Planeswalkers, excepto quizá en lo que pagas por jugar en unos y en otro, son a peor.

Si quieres jugar a algo menos exigente que Candy Crush o Angry Birds, pero no quieres que te quiten el carnet de friki y necesitas orcos, hechizos y espadas, puedes echarle un ojo si quieres a Hearthstone. Si buscas algo con un mínimo de profundidad o en el que tus decisiones valgan más que ponerte a contar cuántas ultrarraras te han tocado, mira en otra parte.

Haz nuestra encuesta
Salir de la versión móvil