Hogar, Dulce Hogar: qué felices seremos los dos
Dream Home. Klemens Kalicki, 2016 – REBEL.pl (Asmodee)

Y qué dulces los besos serán.
Entre mis (muchas) rarezas está el que, si hacemos caso a lo que dicen los monologuistas (y por qué no habríamos de hacerles caso si, al fin y al cabo, un monologuista es lo más parecido que podemos encontrar en el siglo XXI a un peripatético socrático), soy de los escasísimos portadores del par de cromosomas XY que disfruta yendo a Ikea. Hay algo en esos nombres llenos de diéresis y esos paquetes planos con sus instrucciones pictográficas que nos permiten poder seguir jugando a Lego mientras fingimos ser adultos que me produce una sensación de paz, de orden dentro del caos del mundo en que vivimos: todo ahí fuera es vorágine y descontrol, pero al menos podemos, dentro de lo que la imaginación de un señor sueco nos ofrezca, decidir cómo queremos que sea nuestra casa. Y estos días Asmodee nos trae esta oportunidad de hacerlo a un precio mucho menor que el de un módulo para una estantería Kallax, así que sería de locos no aprovecharla.
Hogar, Dulce Hogar es un juego de selección de cartas en el que tras doce rondas (lo que vienen siendo veinte minutos escasos) vamos a intentar tener la casa más cuqui de todas las casas cuquis. En cada ronda se disponen las cartas en parejas de una habitación y una carta especial y nos turnamos escogiendo una de esas parejas, y ya. Las habitaciones las colocamos en nuestra casa donde queramos dentro de unos límites (no podemos colocarla en un espacio de un piso alto si no tenemos ya decorada la habitación que hay justo debajo y no podemos poner dos habitaciones completas una junto a otra), las cartas especiales las usamos en el momento de cogerlas o cuando lo diga la propia carta, y al final contamos puntetes. El que más tenga, ganador y alegría y los demás, pues a mirar la casa que nos habrá quedado que es gloria de ver.

Para entrar a vivir.
Así pensando en esto de colocar habitaciones podemos pensar que Hogar, Dulce Hogar se da un aire a Castles of Mad King Ludwig, pero en realidad a lo que más se parece es a Sushi Go!. Y es que estamos ante un juego muy, muy ligero que pone 7+ en la edad recomendada y no os creáis que se le aleja tanto, en este caso reduciendo el factor de forzar la suerte del juego de los makis felices e introduciendo un mínimo elemento espacial en el potaje. A nadie le va a salir humo por las orejas jugando a este juego y, si alguien tiene un momento de análisis-parálisis, tenéis mi permiso para soltarle un capón, que ya está bien.
Jugar a Hogar, Dulce Hogar es una experiencia agradable que no te va a volver loco de emoción pero tampoco va a molestarte, aunque quizá no sea un juego con el que encadenar partidas y, desde luego, tampoco será la estrella de ninguna velada jugona. Sin embargo, para una familia a la que las típicas cajas amarillas de HABA empiezan a quedárseles cortas, aquí hay un paso intermedio bastante majo antes de meternos ya de lleno con ¡Aventureros al Tren! y demás. Si este es tu caso y a tus peques les gusta eso de jugar a las casitas, ya tienes una caja más que meter en casa. Por otro lado, si lo que quieres es un juego de gestión que te transmita toda la intensa emoción de los programas de reformas extremas, me temo que toca seguir buscando.
Juego proporcionado por Generación-X.
Muchas gracias por la reseña!!
Nos ha quedado claro de que va el tema!! Nadie Podrá decir que no sabia lo que compraba 😉
Habrá que darle una oportunidad!!