El Espía (que se perdió): ¿vienes mucho por aquí?
Lo primero, para los que no sabéis de qué va El espía (que se perdió), que ya os vale, que tenéis un enlace a mi reseña original en el párrafo anterior, estamos ante una curiosa vuelta de tuerca a los juegos de roles ocultos en la que un jugador (el espía) tiene que adivinar dónde se encuentran los demás, mientras éstos hacen lo propio intentando descubrir al espía, por medio de preguntas y respuestas deliberadamente vagas y llenas de dobles sentidos. Porque es un juego ruso, y a los rusos les gustan, según se ve, mucho estas cosas de desconfiar unos de otros.
La cosa va así: lo primero que se hace es escoger un montón de cartas (siempre boca abajo), tomando las X cartas de debajo, siendo X el número de jugadores, barajándolas y repartendo una a cada uno. Como resultado tendremos X-1 jugadores con cartas iguales que les señalan un lugar y a uno con una que dice “espía” en letras gordotas. Entonces, el jugador con pinta más sospechosa o el que haya sido espía en la anterior partida escoge una víctima y le hace una pregunta; después de responder, esa persona escoge a otro y le hace una pregunta, y así hasta que pasan diez minutos, se acusa a alguien de ser espía o el espía se revela y anuncia dónde cree que están todos los demás.
¿Y cuál es la gracia del juego? Que, a la hora de hacer y responder preguntas, nunca va a haber un intercambio perfecto de información: si eres el espía, porque tienes que responder a ciegas pero sin que se note de que no tienes ni idea de dónde estás pero, si no lo eres, tampoco puedes ser muy específico para que el espía no adivine vuestra localización, aunque vas a querer que quienes sepan de qué estás hablando tengan claro que sois coleguitas.
Pero sí, que ya os he contado antes que estamos ante un juego imprescindible en su género y que es difícil echar sólo una partida porque en cuanto terminéis vais a querer jugar otra, pero aquí lo que estáis esperando es que os hable de la edición española, cómo va de componentes y si tiene alguna cagada importante.
Y ese miedo me entró cuando vi la caja: madre mía, ya han cambiado el diseño, esto va a ser como cuando Gabinete Lúdico sacó sus infames ediciones de El Grande o Race for the Galaxy y nos vamos a encontrar cartas de chichinabo con dorsos en colores al azar y a tomar por el saco las chulísimas ilustraciones del original. Voy sacando el martillo…
Pero al final no: las cartas son de calidad más que aceptable (nada espectacular pero, siendo 240 y costando el juego 20 euros escasos, muy bien): nada de las cartulinas con bordes afilados y tinta deslizante a las que estamos tristemente acostumbrados en los juegos de factura española, el corte de las cartas no es desigual y se barajan sin problemas (fundamental en un juego que va de saber qué carta tiene cada uno), incluyen las bolsitas que eran imprescindibles para tenerlo organizado y poder jugar en cuanto abras la caja, y las traducciones no contienen errores de bulto; todo lo más, un “estación de servicio” que por ilustración quedaría mejor como “taller mecánico”, pero tampoco como para echarse las manos a la cabeza.
El único punto realmente negativo que le veo a esta edición es que no ha solucionado el problema que tenía la original: el espía, para situarse mejor, tiene una ayuda de juego en forma de diagrama con las 30 cartas de localización posibles… del que hay una única copia en el libro de reglas, con lo que a veces puede pillarse al espía simplemente mirando quién es el que consulta más esa hojita. Esto se puede solucionar fácilmente teniendo esa hoja en movimiento todo el rato (haciendo que a quien le toque preguntar la tenga en las manos, por ejemplo), dándole al espía unos segundos para mirarla en el momento en que quiera jugársela o, una vez hayáis jugado unas cuantas partidas, simplemente no utilizándola en absoluto, pero tampoco habría estado de más aunque fuese ocho tarjetitas con los nombres de los lugares. En cualquier caso, toda una mejora respecto a los montones de hojitas de papel arrugadas que estaba usando hasta ahora para jugarlo.
Cuando Zacatrus compró el stock de juegos de Gabinete Lúdico temí que fueran a seguir esa senda a la hora de editar juegos en español. Por suerte para todos, no ha sido así. Y yo que me alegro.
Te gustará si: buscas un juego de roles ocultos que se base más en el manejo de información que en quién te cae mejor o quién tiene más labia.
Lo odiarás si: juegas con gente demasiado literal o estás moralmente en contra de los dobles sentidos.
Si puedo poner un “pero” pequeño, añadir 1 o 2 bolsitas extra por caja sería un detalle. Una bolsa rota, y ya hay que llamar a zacatrús para reclamar. Un peñazo. Por lo demás, totalmente y absolutamente de acuerdo.