Decrypto y las vueltas de tuerca
Thomas Dagenais-Lespérance, 2018 – Le scorpion masqué (Asmodee)

Hoy en Cámbiame nos visita Código Secreto.
¿No has jugado a Decrypto? ¡Es el nuevo Código Secreto, pero para jugones! es lo que se llevaba oyendo fuera durante meses y lo que nos va a tocar escuchar por aquí durante otro tanto tiempo, porque siempre que un juego que ha tenido mucho éxito entre el público general recibe una expansión, nueva edición o cop plag homenaje que lo complica un poco más hay que decir que es mucho mejor, que lo reemplaza y que ya no tiene sentido jugar al original. Y siempre se acaba volviendo al original pocos meses después. Pasó con la expansión de Ciudades y Caballeros para Catán, pasó con King of New York, pasa cada vez que alguien saca “el próximo Magic” y probablemente pasará también con Decrypto. Pero que no vaya a destronar a su padre (y es que Código Secreto es un auténtico monstruo, con sus versiones de imágenes, Disney, Marvel, gigante, con palabras cochinas y a saber qué más se van a inventar) no significa que no merezca la pena prestarle un poquitín de atención.
Enterarse de qué va Decrypto es un poco así, y tengo que decir que ni leyendo las reglas ni viendo tutoriales me estaba haciendo muy bien a la idea, pero en cuanto me puse a simular una partida le vi el truco, así que en lugar de explicar nada vamos a ponernos en situación.
Nos hemos dividido en dos equipos, y me ha tocado a mí hacer de transmisor porque es lo que toca cuando eres el que explica el juego. Tenemos cuatro palabras, en este orden: mulato, albino, mosquito, libido. Robo una tarjetita de código y me sale 3, 1, 2. Digo: “dengue, sabrosón, el huargo de Jon Nieve”, y mi equipo dice 3, 1, 2. Bien.
El transmisor del equipo contrario dice remolacha, aserejé ja dejebe (moviendo las manitas) y cacotas. Su equipo, 4, 2, 3.
Me vuelve a tocar, robo otra carta y me sale 4, 2, 1. Ahora se me complica la cosa, porque no quiero que el otro equipo ate cabos. Con 4 estoy seguro por ser la primera, así que digo cachondo. Para el 2, por despistar un poco, digo mutación, y para el 1, intentando evitar cruces, voy a decir gris y esperar que mis compañeros deduzcan que intento hablar de mezcla entre negro y blanco. Pero antes, el otro equipo puede intentar adivinar. Y dicen 1 (porque han supuesto que cachondo y sabrosón se pueden referir a la misma palabra), 2 (han supuesto que hablaba de fantasía y superhéroes: los ajquerosos han acertado de chiripa) y 3. Digo que no. Mis compis dicen 4, 2, 1 y aciertan. Guay.
Turno del contrario. Dice hamburguesa, se te va a pasar el arroz y esternocleidomastoideo. Decidimos decir 2 (la hamburguesa lleva ketchup, y las Ketchup cantaban el Aserejé), 3 (frase que te dicen cuando no tienes hijos, y los bebés sueltan cacotas) y 1 (porque no nos pega con nada). Y nos mira con odio y dice: “sí”. Somos la caña. Nos hemos llevado un puntaco, y a la próxima casi seguro que acertaremos también y otro para la saca.
Y esto es. La dinámica es muy parecida a Código Secreto, hasta con el tema pegado de espías, y si te gusta uno te molará el otro, e igualmente si uno lo odias tampoco vas a amar el otro. Aquí la gracia está en dar las pistas de manera que alguien que conozca la palabra a la que te refieres pueda entenderte, pero evitando que esa pista tenga demasiada relación con algo que hayas dicho antes para que no te pille el equipo contrario. Por otro lado, no estar limitado a una palabra (aunque, si ya has cogido el vicio con Código Secreto, no vas a poder evitar que la mayoría de las pistas te salgan así) alivia un poco la presión del transmisor, pero ni así vamos a poder evitar momentos de cuaje en el que nos quedemos atascados pensando en cómo dar la cuarta pista para puerta sin que el otro equipo nos pille.
A mí me ha llegado en un momento estupendo, en el que ya tenía Código Secreto (sí, lo menciono mucho, pero es que es como no hablar de La Resistencia si estás explicando Secret Hitler) un poquito tostadete de tanto darle, así que es un soplo de aire fresco muy merecido. No creo que lo vaya a suplir para siempre ni mucho menos, pero sí que me veo alternando entre ambos y es un género al que juego lo suficiente como para tener los dos en la cole, igual que me caben Una Noche: el Hombre-Lobo, Secret Hitler y Timebomb. Si sólo vas a tener uno de los dos, el original es más amplio y encaja en más situaciones (también duran bastante menos las partidas), y éste encajará mejor con grupos más “serios” que lo verán como más juego que su papi. En cualquier caso, ambos son ideales para fin de fiesta y escalan muy bien a partir de 4 jugadores, y creo que merece mucho la pena tener alguno en la estantería aunque sea como fondo de armario lúdico. Vamos, que se queda.
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