Dark Matter: el reverso oscuro de la carta.
Óscar Arévalo, 2015 – Gen-X Games
2-4 jugadores, 30 minutos

No, no es una caja a la que le haya dado mucho el sol, es que es así.
Lo primero que pensé cuando tuve ante mí la caja de Dark Matter fue cómo me recordaba esa portada a las carátulas de los juegos de Spectrum, que siempre te plantaban una distopía metalera (si había suerte, con una moza dibujada por Azpiri de esas que nos alegraban el día en los tiempos en los que aún no había internet). Y claro, lo siguiente que viene es ese resquemor que todo el que tiene edad para haber comprado un juego de Spectrum por su portada recordará: de esas ilustraciones tan molonas, al final lo único que quedaba eran unos píxeles verdes y una musiquilla machacona que, eso sí, al menos era mejor que los remixes de DJ Kiko. Como además me acordaba de los malos ratos que pasé con The Possession, ya lo tenía todo a favor para llevarme otra decepción.
El reglamento no ayudó a quitarme el regomello, la verdad. Óscar viene de la vieja guardia, y se le nota en el tonillo seudo académico que tiene a la hora de explicar reglas, que parece que estás leyendo el formulario de la declaración de la renta. Añadámosle el jaleo principal del juego, que va de darle la vuelta y girar cartas, y que han llamado “voltear” a girar y viceversa, y ya la tenemos liada. Esta reseña llega mucho más tarde de lo que debería porque, y preparaos para el momento confesión, no he conseguido jugar una sola partida a Dark Matter. Qué poca vergüenza, ¿verdad? Eso de reseñar sin jugar está feísimo. Muy mal, Betote, muy mal.

El robotito está triste porque nadie quiere jugar con él.
Pero es que lo he intentado. Día tras día llevaba Dark Matter en la pila de juegos por probar y siempre se volvía al estante de la vergüenza virgen. “Qué portada más fea; quita, quita”; “huy, esto son cosas del espacio y naves de esas que te van a ti, vamos a echarnos un eurete”; “qué voltear ni qué girar, anda, saca algo más sencillo que me estás liando” y así una tras otra, los aficionados a juegos temáticos que querían imperios espaciales y combates de androides se espantaban al oírme hablar de recursos y no ver los dados por ningún lado; los fanáticos de los juegos-puzle que podrían haber disfrutado más del reto de buscar las mejores combinaciones de cartas y planear las posiciones de los turnos siguientes veían los dibujos y las fichitas de androide y pasaban; los que sólo quieren jugar cosas sencillitas ponían los ojos en blanco a la tercera vez que explicaba las cuatro posiciones de cada carta y los más hardcore ni se molestaban en mirar un juego que con tres cartas por jugador ya se lo monta.
Y el caso es que, en las noches solitarias en las que sacaba el juego para hacer turnos en solitario, familiarizarme con las reglas y poder explicarlo sin problemas durante el próximo intento, la experiencia tampoco ha sido tan terrible: una vez superado el trauma de cómo colocar cada carta (grave error, por cierto, que el juego no venga con ningún tipo de soporte ni un resumen-catálogo de las distintas cartas que poder consultar durante la partida, que habrían hecho la experiencia mucho más cómoda), lo que hay detrás es un juego de gestión de recursos ligerito y muy táctico en el que te limitas a “comprar” usos de cartas y utilizar lo que te dan para comprar o evolucionar planetas, conseguir puntazos y chimpún; un juego que podría haber estado plantándoles cara a nombres importantes del mundo de los juegos sencillos para dos jugadores como 7 Wonders Duel o Patchwork con tan sólo haberse planteado un poquito mejor los objetivos pero que, lamentablemente, se ha quedado a medio camino.
Con todo, el juego me ha parecido, hasta la fecha, el mejor diseño de Óscar Arévalo que he visto, lo que me da esperanzas para pensar que el próximo sí, ese sí que va a ser el bueno. Pero, como ya os he dicho, tampoco me lo tengáis muy en cuenta que, al fin y al cabo, no he jugado una sola partida con gente.
Te gustará si: buscas algo original y que te dé partidas cortitas e interesantes.
Lo odiarás si: no soportas los juegos que son más complejos que profundos.
Juego proporcionado por Generación-X.
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