Asmodee destruye el mundo.
Estos días han ardido las redes sociales (vamos, que cuatro frikis hemos escrito un par de tuits) en torno a la nueva política de Asmodee US respecto a las tiendas físicas y a las online. Parece ser que el consenso es que Asmodee ha decidido subir sus precios para acaparar el mercado y que la gente sólo tenga dinero para comprar sus juegos, o algo así. Por supuesto, es que uno no puede esperar que salga un debate sobre un tema en Internet sin que un porrón de gente muy enfadada se ofenda muchísimo, aunque no sepan muy bien por qué: Asmodee es una compañía grande que quiere ganar dinero y, por tanto, cualquier cosa que hagan es mala, ¿o no?
Por otro lado, el hecho de que los frikis nos quejemos de todo pase lo que pase no impide que, de vez en cuando, tengamos algo de razón y, quién sabe, quizá este sea uno de esos casos. Se habla de subidas de precios, de ultimátums a tiendas, de intentos de monopolización y de burbujas especulativas, y nada de eso suena especialmente bien. Pero vamos a la fuente a ver de qué hablan exactamente. Todo empezó en el GAMA Trade Show de Las Vegas, en el que Anton Torres dijo esto en una entrevista con la gente de The Dice Tower:
Y la verdad es que el muchacho también podría haberse explicado un poquito mejor que, no sé vosotros, pero yo cuando empiezo a escuchar corporate speak me pongo en tensión. De todos modos, quedarnos con una reacción visceral tanto a favor como en contra sería absurdo, así que vamos a intentar “traducir”. ¿Cuáles son los puntos principales de esta intervención, y qué significa esto para nosotros?
Venta online contra tiendas físicas.
Uno de los primeros puntos de conflicto entra en el enfrentamiento entre tiendas online y físicas. Escuchando las declaraciones de Torres, creo que su mayor fallo ha sido identificar, consciente o inconscientemente, a las tiendas online como al enemigo a vencer, lo que ya va a poner en su contra a los clientes de estas tiendas que han estado durante años recibiendo un servicio con el que están contentos y no entienden a qué vienen las iras ahora.

No hay nada que no pueda solucionar una buena turba enfurecida.
El valor de las tiendas físicas en la difusión de la afición es innegable: yo puedo escribir todas las entradas que me apetezca, canales de YouTube dedicados a juegos pueden hacer (y hacen en muchos casos) vídeos muy trabajados que da gloria ver, y los foros pueden ser un lugar fantástico en el que los aficionados resuelvan dudas y se informen, pero sin el amigo que nos regala el Catán por nuestro cumpleaños o las cajas de colorines que vemos en el escaparate de camino al trabajo ni nos habríamos enterado de que estas cosas existen. Son el lugar al que mandamos a los familiares y amigos cuando nos preguntan “y estos juegos, ¿de dónde los sacas?” e incluso, en muchos casos, donde nos reunimos a jugar a falta de local o casa propios.
El servicio que hace una tienda online es distinto: un catálogo muchas veces más amplio al no tener que hacer frente a tantos gastos de almacenamiento o mantenimiento de local, pueden hacernos un apaño si no tenemos ninguna tienda cerca o si no nos viene bien desplazarnos hasta ella, son el lugar perfecto para nuestras compras impulsivas cuando estamos en casa con el ordenador y nos entra el capricho y, he aquí la cuestión, los precios suelen ser más bajos. Lo que nos lleva al segundo punto.
Descuentos, cuentos.
Parece ser que lo que más molesta a Asmodee es el hecho de que las tiendas online suelen vender con mucho descuento y ello, según nos cuenta Torres, devalúa el producto. Claro que a los que nos ahorramos cinco euretes por comprar en línea esto nos parece exagerado, pero es que estamos hablando de Asmodee US, y en el mercado ultraliberalizado de Estados Unidos los descuentos que nos podemos encontrar en tiendas online son de un 30% o más así de media, y los suelen copar las grandes cadenas. Y cuando el último cajote de Fantasy Flight lo puedes pagar a 59,95$ en lugar de a 99,95$, la sonrisa del dependiente no te parece tanto valor añadido.
Que nos quieran quitar esta opción de comprar juegos mucho más baratos (bueno, que se la quieran quitar a los compradores de EEUU, que aquí la cosa está mucho más controlada) es algo que, en un principio, nos va a enfadar porque, ¿quién no quiere sus juegos más baratos? ¿Cómo va a ser bueno que nos suban los precios? La cosa es que, llamadme agorero, pero yo no puedo evitar acordarme de las barras de pan a 20 céntimos.

Éstas, al menos, no las fabrican en China.
Pasó en España durante años: cada vez que abría una gran superficie en un barrio, lo primero que hacía era tirar el precio del pan, hasta el punto de perder dinero con cada venta. Que uno miraba que en la panadería de la esquina te cobraban 50 céntimos por barra, que nos la colaron bien con eso del euro, y en el súper nuevo la teníamos a 20. Como no somos tontos, al súper que vamos y Julián que aprenda a poner precios porque en la diferencia de 30 céntimos por barra nos estaba timando seguro. Y oye, ya que estamos aquí hacemos el resto de la compra, que si el pan estaba a 20 seguro que todo lo demás es mucho más barato. ¿Resultado? Los comercios de barrio no podían competir en precios con un negocio al que no le importaba tener pérdidas a costa de volumen y, a largo plazo, lo único que queda es una gran superficie en la que un día nos encontramos con que la barra de pan ahora nos sale a 55.
Burbujas doradas
Otro de los puntos de controversia es la pregunta de si estamos viviendo un periodo de burbuja en el negocio de los juegos de mesa: cada vez salen más y más juegos, y las cajas llenas de plasticazo a 100 euros ya no nos sorprenden tanto como lo hacía años atrás una que costara 60. El mercado está creciendo a un ritmo vertiginoso, y esto en muchas ocasiones redunda en beneficio del aficionado (tenemos ahora una oferta mucho más amplia y unas calidades en general mucho más altas que hace años) pero, ¿puede llegar un momento en el que este ritmo deje de ser sostenible?
No estamos viviendo (aún, al menos) la situación que vivieron los tebeos en la década de los 90, en la que un boom en su popularidad trajo consigo a una horda de coleccionistas y especuladores que obligaban a las editoriales a buscar nuevos collector’s items (colecciones nuevas para sacar otro número 1, portadas holográficas, ediciones especiales y demás), olvidándose incluso de qué ponían dentro del tebeo en sí. Muchos aficionados acabaron abandonando el barco para disfrutar de sus tebeos viejos que no les exigían comprarse ocho colecciones más para enterarse de la trama, los especuladores se encontraron con que no tenían a nadie a quien revender su número 1 de EXTREMEBLOODVENGEANCE con ocho portadas alternativas y las editoriales sufrieron un golpe del que sólo se han conseguido recuperar gracias a los bombazos cinematográficos de los últimos años. Esta no es la situación del mundillo de los juegos de mesa, decía… todavía.

Cuando veáis esto en la caja de un juego será el momento de echarse a temblar.
Pero lo que sí hay es una cierta esclavitud hacia la novedad, en la que la vida útil de un juego (es decir, el periodo durante el cual merece la pena tener ese juego en una estantería) se está reduciendo cada vez más, con prepedidos multitudinarios que hacen que el juego ya esté obsoleto en el momento en el que sale a tienda, y cada vez más productos reguleros que se sacan simplemente porque algo hay que sacar o una tendencia hacia el aspecto coleccionable en la que el juego se mantiene vivo a costa de obligar al jugador a comprar expansiones continuamente para conseguir la experiencia completa.
Parte de la solución
El hecho de que nos haya ido estupendamente hasta ahora no quiere decir que no tengamos de qué preocuparnos y que todo pueda seguir como antes sin ningún problema, sino que quizá deberíamos incluso estar más vigilantes para no perder todo lo que hemos ganado durante este tiempo. Y es natural que sean las compañías que tienen a más gente viviendo del tema las que más se preocupen y las que marquen el paso. ¿Está Asmodee haciendo lo más adecuado para asegurarse la continuidad del negocio, o simplemente tratan de exprimir al máximo los beneficios que se puedan sacar de la situación antes de que todo explote? ¿Seguirá los pasos de TSR y Games Workshop o están pavimentándose el camino que los lleve a codearse con Hasbro? Supongo que lo iremos viendo. Y, al menos, nos vamos a entretener con el espectáculo.
Me parece una entrada estupenda. Ole, ole y ole!!