Reseña: La Resistencia

The Resistance -Don Eskridge , 2009 – Indie Boards and Cards (2010 – Homoludicus)

Todos hemos jugado alguna vez a Mafia o a Hombre-Lobo de pequeños, en un campamento de verano, en catequesis o en el parque haciendo botellón pero, por si acaso, os recuerdo que es un juego social en el que a cada jugador se le da una carta y algunos de ellos resultan ser malos (ya sea mafiosos, hombres-lobo, vampiros o diputados). Esos jugadores malos tienen la loable misión de zamparse a toda una aldea, uno a uno porque ya se sabe que los criminales son cobardes y supersticiosos y no quieren enfrentarse a una masa enfurecida cada vez que les apetezca un aperitivo. Después de cada asesinato, todos los jugadores, malos incluidos, votan quién creen que es uno de los asesinos, y la persona con más votos es eliminada, sea quien sea. El juego continúa hasta que no queden buenos o malos, y el bando que quede vivo es el vencedor.

El juego original de Hombre-Lobo es muy divertido, tiene la gracia de que es uno de los pocos juegos en los que puede participar un grupo de más de seis personas y muchas editoriales han sacado su propia versión con personajes especiales y variantes. Sin embargo, tiene un problema: si te eliminan al principio de la partida, ya puedes sacar el móvil y jugar a Angry Birds porque si no vas a tirarte media hora o más mirando y, además, en silencio porque ni siquiera puedes dar pistas. Pero, ¡tranquilos! ¡Ha llegado Don Eskridge al rescate!

La Resistencia es la respuesta a la pregunta: ¿cómo sería un Hombre-Lobo si no se eliminara a nadie? O quizás lo sea a la de: ¿Y si una partida a Battlestar Galactica durara media hora? O a las dos. El caso es que funciona, y todo gracias a un malvado gobierno autoritario y opresor, para que luego digan que no sirven para nada. El trasfondo del juego ha cambiado y esta vez, en lugar de aldeanos supersticiosos o supervivientes del exterminio Cylon, somos un grupo de insurgentes que pretende echar abajo un gobierno tiránico, en plan Star WarsV de Vendetta. Por desgracia, hay al menos dos espías entre nosotros que intentarán sabotear nuestros sabotajes, y tendremos que tener cuidado de no enviarlos a ninguna misión para evitar que nuestros planes se vengan abajo.

El desarrollo del juego es muy sencillo: al principio, igual que en Hombre-Lobo, se reparten unas cartas que indican qué jugadores son rebeldes y cuáles son espías, y estos espías se reconocen entre sí mientras los demás cierran los ojos; se decide al azar quién será el primer líder del grupo, y se comienza. Al principio de un turno, el líder escoge un grupo de voluntarios, se vota ese grupo y, si sale, éstos van a llevar a cabo la misión. Si al menos uno de los miembros de ese grupo es un espía, puede sabotear la misión y hacer que falle. El primer grupo en conseguir tres misiones exitosas (rebeldes) o fallidas (espías) es el ganador.

Si te ha parecido simple, es porque lo es pero, entonces, ¿dónde está la gracia del juego? Y podrías tener razón teniendo en cuenta que, más que el juego en sí, lo que hace que La Resistencia sea tremendamente divertido es el modo en el que favorece las relaciones entre los jugadores. ¿En quién vas a confiar? ¿El equipo anterior cumplió la misión porque eran todos rebeldes, o porque el espía ha decidido no sabotearla para despistar? ¿Por qué cada uno ha votado a favor o en contra de cada equipo? ¿Te están acusando porque creen que eres un espía, o para desviar la atención de sí mismos? Cada acción y cada palabra son pistas sobre las que elaborar una teoría, u oportunidades para sembrar el caos y a desconfianza entre los rebeldes si eres el espía.

Sin embargo, no todo va a ser bonito: La Resistencia tiene dos pegas o, más bien, dos requisitos para disfrutarlo al máximo. El primero es, como ya habrás imaginado, que funciona mucho mejor con un grupo al que le guste hablar o que, al menos, se conozcan entre sí, ya que un par de jugadores tímidos pueden chafar la experiencia; y el segundo, que no es un juego al que vayas a echar una sola partida: tienes que jugar varias, dos, tres o cuatro seguidas, para que el metajuego empiece a aflorar y empiece el juego de faroles y dobles faroles basado en cómo se comportaban los demás en las partidas anteriores. Si eres de los que tardan varios meses en echar una segunda partida a un juego determinado, lo más probable es que La Resistencia te parezca soso y sin gracia ya que jugando una sola partida, en efecto, tiene más bien poca. Pero si la idea de pasarte una velada rodeado de amigos viendo volar acusaciones, sospechas y medias verdades se acerca a tu idea de planazo, aquí tienes la excusa ideal.

Lo mejor: uno de esos juegos en los que te olvidas de puntuaciones, victorias y mecánicas y te metes de lleno en la parte de divertirte.

Lo peor: en grupos muy callados o que no estén por la labor, la partida puede fracasar.

 

 

3 Comments on Reseña: La Resistencia

  1. Lo tengo en mi lista de pendientes. Tengo el hombres-lobo, he jugado a Galactica, pero eso, la resistencia creo que puede tener el punto intermedio adecuado. Lo tengo siempre en el punto de mira que como se ponga a tiro… xD

    Buena reseña!!!

    Saludos!

  2. Yo tengo la suerte de dar clase a grupos de 7-10 alumnos, así que siempre tengo excusa para echar una partida de vez en cuando. Eso, y que es prácticamente el juego oficial de Play Bar 😀

  3. “no es un juego al que vayas a echar una sola partida: tienes que jugar varias, dos, tres o cuatro seguidas, para que el metajuego empiece a aflorar y empiece el juego de faroles y dobles faroles basado en cómo se comportaban los demás en las partidas anteriores.”
    Totalmente de acuerdo, has dado en el clavo. El juego es para echar varias y que el metajuego y los ánimos vayan aflorando. La primera es de calentamiento, poco a poco se van haciendo más tensas y las últimas suelen ser épicas. Lástima que haya gente que solo conozca la resistencia en modo “calentamiento”, por jugar partidas sueltas.

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