Deprisa, deprisa, que el tren de novedades no tiene pinta de querer parar.
Y no, no la tiene. Al final el juego es simplemente otro Virus! más, incluso aún más azaroso, sin prácticamente ninguna decisión aparte de a quién le vas a tirar la carta mala ese turno (que lo decidirás según quién te haya tirado la carta mala a ti o quién te deba dinero). Prescindible del todo.
Sin embargo, dentro de que, como juego, es bastante mediocre, voy a darle dos pinceladas positivas: primero, que hayan tenido el detalle de utilizar distintos símbolos para las cartas de color (lo que los daltónicos agradecemos mucho) y segundo, los cuadros que son las cartas de objetivo son muy chulos, en plan caricatura de cuadros reales, y te sacan una sonrisa cuando los ves, aparte de su valor didáctico: jugándolo con chavales, puedes hacerles buscar el cuadro original y usarlo como excusita para darles una clase de Historia del Arte así por el morro. Un ejemplo de cómo una producción excelente puede salvar un juego regulero.
En Timeline (cualquiera de ellos) tienes una serie de cartas con una ilustración y un evento, que puede ser el estreno de una película, un descubrimiento científico o cualquier otra cosa, dependiendo de la versión que juegues, y en tu turno intentas añadir uno de esos eventos a la línea temporal central: si lo colocas en la posición correcta, te libras de él y si no, lo descartas y robas uno nuevo; gana, por supuesto, el que se quede sin cartas antes. Esta versión lo que hace es cambiar esos eventos por escenas de las películas de los episodios I, II y III de Star Wars, pero la mecánica es la misma: colocar esas escenas en el orden en el que aparecen en las películas. Si conoces a algún fan de esas películas (que alguno habrá, supongo), es uno de esos regalos con los que vas a acertar sí o sí. También hay una versión con escenas de los episodios de la trilogía buena, por supuesto.