Orquesta Negra y la guerra desde arriba

Si hay un juego con un tema más molón, no me lo digáis. No creo que mi corazón pudiera soportarlo.

Black Orchestra. Phillip duBarri, 2016 – Game Salute (Ludonova)

Si hay un juego con un tema más molón, no me lo digáis. No creo que mi corazón pudiera soportarlo.

No, en serio, un juego sobre rebeldes en la Alemania nazi que deciden que ya está bien y que hay que matar a Hitler, y que lo van a hacer ellos con sus propias manos. Lo único que le falta a este juego ya es que todos los personajes tengan la cara de Bruce Willis. Y es curioso que un tema tan grabado a fuego en la cultura popular haya tenido tan poca presencia en las mesas de juego, aparte de los juegos de guerra como Memoir’44 y similares. Que a lo mejor el hecho de que gran parte de los juegos de mesa modernos son de factura alemana y allí no le tienen mucho aprecio a ese tema ha influido un poco, pero hay otros países en el mundo, digo yo.

Orquesta Negra no es un juego de guerra como tal; es un juego que tiene la guerra como trasfondo, una secuela temática de Secret Hitler en la que nos metemos en la piel de personalidades que a lo mejor hasta se alegraron un poquito cuando el austriaco del bigote raro subió al poder, pero que luego empezaron a ver cosas que no les gustaron demasiado, hasta llegar al punto de decidir que muerto el perro la rabia se acaba.

El desarrollo del juego me recuerda mucho a un Pandemic, que por otro lado es la comparación estándar que vamos a hacer cuando nos enfrentamos a un juego cooperativo, pero es que en este caso se nota bastante que ahí está la base sobre la que se han ido construyendo añadidos para adaptarlo al tema: vamos a ir moviendo nuestro señor por el mapa, teniendo en cuenta que si acabamos en ciertos lugares o acompañados de cierta gente vamos a sufrir algún tipo de efecto. Nuestra intención es aumentar nuestra motivación (cuanto más enfadados estemos, más cartas tendremos en mano y más capaces seremos de llevar a cabo planes), reducir el apoyo militar a Hitler (a más apoyo, más difícil será que nuestros complots surtan efecto) y mantener las sospechas bajas para que no nos detenga el servicio secreto para interrogarnos. Y todo esto mientras vamos robando cartas a ver si nos sale un complot factible, reunimos equipo y vamos a darle el puntillazo al amigo Adolf.

A veces se pueden usar los mismos elementos de siempre para contar algo nuevo.

El sistema de juego, si bien no es excesivamente original (podría haberse llamado Pandemic: Hitler y tan panchos), es relativamente sencillo de explicar, funciona y tiene puntitos temáticos bastante curiosos, como el hecho de que el mapa vaya añadiendo o eliminando zonas durante la partida para reflejar las conquistas alemanas en la guerra, los sucesos por épocas que te van contando lo que iba pasando por allí o la mecánica de sospechas y detenciones, con sus interrogatorios en los que una carta que lees en secreto te da varias opciones y uno nunca sabe exactamente qué ha pasado ahí, aunque quizá se le eche en falta un puntito de sospecha y paranoia que le habría añadido mucho al ambiente. Es uno de esos juegos que, si no te llama el tema, no te vas a comprar sólo por las mecánicas pero que en el caso contrario no te va a defraudar.

Quizá haya un par de puntos que no me acaban de enamorar: el primero es que, hasta que pillas la primera carta de complot (y a veces incluso cuando la has conseguido), hay turnos en los que no tienes realmente nada que hacer y puedes andar un poco como pollo sin cabeza. El segundo es más personal, y es la banalización, seguramente involuntaria, del tema sobre todo si consigues ganar, con el pequeño texto que te dice eso de «has salvado la vida a millones de personas» simplificando un problema bastante complejo a «Hitler se muere y la Segunda Guerra Mundial se cancela de manera instantánea», y con su cartita que te dice que te hagas una foto y etiquetes al autor en redes sociales.

Si hablando de This War of Mine os comentaba que aplicaba un zoom de aumento a la cuestión de los conflictos armados que podía (y pretendía) llegar a incomodar, quizá Orquesta Negra esté haciendo lo contrario, ver la guerra desde lejos, como algo que ocurre de fondo mientras la acción principal está en otra parte, y ambos enfoques me parecen muy positivos para la evolución de los juegos de mesa, tanto desde el punto de vista didáctico en cuanto a que nos permiten observar un tema desde distintos puntos de vista para obtener una mejor imagen que la que hasta ahora nos ofrecía una cámara fija sobre un papel hexagonado como desde el punto de vista puramente lúdico, al mostrar un esfuerzo por no ofrecer lo mismo de siempre, que lo de comerciar en el Renacimiento, explorar mazmorras y dar órdenes a ejércitos lo tenemos ya muy visto. Esperemos que cunda el ejemplo.

Juego proporcionado por Generación-X.

2 Comments on Orquesta Negra y la guerra desde arriba

  1. Esperaba el «sellote» al final, ya que a mi, quitando que te pueda molestar más o menos el azar para resolver los complots, es el juego que más me ha gustado de lo que llevo de año. Lo hemos pasado bomba en las partidas (con 4 jugadores, aún no sabemos cómo va a dos), y nos hemos reído muchísimo con los disparates durante la partida. Es un poco rollo «Malditos Bastardos» cuando lo hemos jugado.

  2. Estoy siendo bastante más rancio con los sellos, es verdad. Quiero que el hecho de que un juego tenga un sello de aprobación signifique algo realmente. Y Orquesta Negra tiene un par de cositas que lo bajan de sobresaliente a notable.
    Dicho lo cual, a mí también me ha gustado mucho. Pandemic: Hitler, eso mola lo mires por donde lo mires 🙂

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