Crokinole: nunca jugar a las chapas fue tan caro

Dominio público, 1867 2 ó 4 jugadores, 30 minutos

Da igual el tablero que compres, siempre habrá uno mucho más caro que es el que deberías haber comprado.

Da igual el tablero que compres, siempre habrá uno mucho más caro que es el que deberías haber comprado.

Canadá parece un país amable con sus sonrisas, sus por favor y sus gracias, las bucólicas imágenes de árboles, nieve y alces..., pero no olvidemos que, en el fondo, son gente malvada que exporta cosas como a Justin Bieber para horror de cualquiera que tenga que tratar con adolescentes. Su idea de la diversión también es como mínimo..., diferente, teniendo como deporte estrella el curling, que viene siendo una versión competitiva de barrer el piso. En cuanto a juegos de mesa, las leyendas cuentan que, mientras nosotros teníamos esos tableros que llevaban la Oca por un lado y el Parchís con otro, a los niños canadienses se los mandaba al bosque con un hacha y una lijadora industrial, y no se les permitía volver a casa hasta que no traían su propio tablero de Crokinole.

Crokinole es el modo que tienen de jugar a Petanca en países donde nieva en verano: los jugadores se sientan en torno al tablero (es fundamental estar sentado: de hecho, hay reglas oficiales sobre cómo acomodar el trasero en la silla) y se turnan dándoles tobitas a fichas intentando llevarlas al centro del tablero, teniendo siempre cuidado de tocar al menos una ficha del equipo contrario si las hay. Cuando cada equipo haya lanzado doce fichas, éstas puntúan 15, 10 ó 5 puntos según la zona donde hayan quedado (las que se hayan colado en el agujero del centro se retiran al momento y dan 20 puntos cada una), y el equipo con más puntos se lleva la diferencia: por ejemplo, si un equipo puntúa 35 y el otro 50, el resultado es 15 puntos a favor del segundo. Se repite una partida tras otra hasta llegar al límite acordado, generalmente 100, y hasta otra.

O a que otra pareja se siente, o a pedir revancha. Si tienes preparada una reunión de amigos para jugar a juegos de mesa, ni se te ocurra sacar el Crokinole, porque entonces habrás perdido la posibilidad de jugar a cualquier otra cosa. Y como seáis más de cuatro, los que no estén jugando se verán condenados a limitarse a esperar su turno. Es el juego cortarrollos por excelencia.

Si hay cuatro personas que no te caen bien, por otro lado, les puedes sacar el tablero y que se queden ahí tranquilos sin molestar.

Si hay cuatro personas que no te caen bien, por otro lado, les puedes sacar el tablero y que se queden ahí tranquilos sin molestar.

¿Es porque sea un juegazo? En absoluto: es aburrido y sosainas como él solo, pero tiene esa cualidad que comparte con Angry Birds y productos similares en los que siempre te quedas pensando “ay, si hubiera hecho el tiro con un pelín menos de fuerza” o “quizá un poquito hacia la izquierda habría sido mejor”, y eso te hace querer repetir, y repetir y repetir, consciente de que estás haciendo el chorras, pero es que quieres hacer el perfecto chorras.

Hablando de perfección, otro gran problema que tiene Crokinole es que sólo resulta entretenido si los participantes juegan mal. Me explico: el objetivo es meter la bolita en el agujero del centro, y en tu tirada inicial no tienes ningún obstáculo así que, si eres un experto y te sale el tiro bien, son 20 puntos que te llevas y le toca al otro que, a su vez, si es experto y le sale el tiro bien, van otros 20 puntos, y así hasta que alguien estornude, tenga un calambre en el dedo, o esté hasta las narices y decida fallar adrede. Cuando eres tan malo jugando a Crokinole como yo, al menos tienes la gracia de reírte cuando ves la diferencia entre lo que intentabas hacer y lo que ha salido en realidad, o la alegría cuando te sale un tiro fantástico de chiripa. Lo curioso es que este fallo garrafal se habría solucionado simplemente añadiendo la regla de que no se puede meter la ficha en el centro en la primera tirada, pero si tienes narices tú coméntale a un talibán crokinolero que quieres introducir una regla casera a su Santo Grial.

En resumen, Crokinole no es un mal juego y resulta entretenido para un rato, pero no es veinte veces mejor que un Jenga y, sin embargo, cuesta veinte veces más.

Te gustará si: te sobra el dinero y quieres impresionar a las visitas.

Lo odiarás si: te das cuenta, mientras juegas, de que podrías estar haciendo cualquier otra cosa con tu tiempo.

2 Comments on Crokinole: nunca jugar a las chapas fue tan caro

  1. Hola. Muchas gracias por tu análisis. Justo estaba pensando en comprar una mesa se crokinole hecha en Canada, y por lo que puedo leer, creo que mejor invertiré en otros juegos de mesa primero.
    Recibe un cordial saludo desde México

  2. Una vez leida la reseña y , respetando todas las opiniones les puedo decir que estoy en el mas absoluto desacuerdo. El crokinole es uno de los juegos más entretenidos, adictivos, competitivos y rejugables de todos. Y no es opinión mia, llevamos haciendo demostraciones durante tres años de este juego y es la estrella absoluta en cuantos acontecimientos lo llevamos.
    Incluso estamos en desacuedo con el precio, ya hay paginas españolas que sirven crokinoles de alta calidad desde 150 euros…es caro este precio?..no..es un precio alto..pero no caro..ya que rentas absolutamente las partidas que echas..muchisimo más..infinitamente más que cualquier otro juego en el mercado.
    refencia. http://www.crokinole.es

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