Crítica de la razón pura

Cada causa siempre tiene su paladín.

«Nunca creí que mis críticos fuesen otra cosa más que gilipollas. Si el mundo dura hasta el próximo siglo ahí estaré yo todavía, pero los viejos críticos estarán muertos y olvidados y sólo habrán servido para ser reemplazados por nuevos críticos, nuevos gilipollas.» – Charles Bukowski

Podríamos argumentar que Bukowski también era, por encima de cualquier otra cosa, un gilipollas, pero no le faltaba razón tampoco: ¿cuántos críticos literarios famosos de segunda mitad del siglo XX seríamos capaces de nombrar? Y, sin embargo, ahí seguimos, hablando sobre libros, películas, hoteles, restaurantes e incluso juegos, como si la gente no tuviera criterio propio y no pudiera formarse sus propios gustos. Qué vano ejercicio de egocentrismo este de publicar a los cuatro vientos lo que a uno le gusta y lo que no, podríamos decir; y ahí estaríamos criticando al propio ejercicio de la crítica y ya todo es tan meta que uno no sabe si la peonza sigue girando para siempre.

Pero, ¿qué es lo que mueve al que hace crítica? ¿Por qué inundamos, YouTube, iTunes y Twitter con opiniones que, se supone, son personales y únicas y, por tanto, en un principio inútiles para todos los demás?

Es un trabajo ingrato, pero alguien tiene que hacerlo... ¿O no?

Es un trabajo ingrato, pero alguien tiene que hacerlo… ¿O no?

Podríamos pensar en un crítico como en un guía de compras, que te dice en qué te tienes que gastar los dineros porque sabe más que tú, y no hay duda de que en un principio tendemos a usar así a los medios que publican este tipo de contenido: ¿quién no ha buscado reseñas de un juego antes de comprarlo para ver si le interesa o no? Y, desde luego, si miramos los comentarios en esos medios o en redes sociales el «gracias a PepitoReviews me he comprado el FireMonger3000» o el «buf, iba a comprarme Murciasburg pero Tom Arnaudo dice que es una copia de Úbedastraufer, así que paso» son más que comunes. Y quizá ahí está el primer motivo de queja, que viene cuando el autor de Murciasburg, o su prima, o su mejor amigo, leen ese comentario y claro, sienten la imperiosa necesidad de salir en defensa del pobre juego que habrá sido sin duda vilipendiado por el malvado y abusón crítico que se cree Dios. Seguro que no ha entendido el juego, o que no lo ha jugado lo suficiente (como si fuera lo más normal del mundo darles segundas, terceras y décimas oportunidades a juegos que han dado una horrible primera impresión), o que no sabe aún que no existen juegos malos, sino jugadores inadecuados.

xkcdwrong

Para toda causa siempre hay un paladín.

Sería lógico pensar, viendo el revuelo que se forma siempre que un juego recibe una mala reseña por parte de un crítico mínimamente conocido (dentro de lo que viene siendo este glamuroso mundo de la crítica de juegos de mesa y el insoportable peso que la fama derivada de pertenecer a él conlleva), que simplemente no compensa decir que un juego tiene fallos, no funciona o simplemente no es del gusto del crítico, y desde luego así lo piensan muchos. Después de todo, ¿qué sentido tiene dedicar un tiempo precioso a hablar de algo que no te gusta, si hay tantas otras cosas bonitas en el mundo de las que hablar?

Si sois Betotiers de corazón y lleváis ya un tiempo leyendo las sandeces que escribo sabréis ya que yo no opino lo mismo. Una de las cosas que más me gusta de esta afición es la sensación de descubrimiento al probar un juego nuevo y ver algo que no había visto antes y, sea lo que sea ese algo, siento la necesidad de contároslo luego, porque este vicio mío de juntar palabras es lo que tiene; que ese algo me haya gustado o no es irrelevante y considero casi hasta deshonesto callarme una opinión por el mero hecho de que sea negativa, del mismo modo que un periódico que sólo dé buenas noticias hace sospechar que algo raro hay.

Y, si sois Betotiers de corazón, también sabéis que este GIF es todo un himno para mí.

Y, si sois Betotiers de corazón, también sabéis que este GIF es todo un himno para mí.

No falta nunca el alegato de en qué debería consistir una buena reseña: el número mínimo de partidas que hay que jugar antes de atreverse a hablar del juego, cómo hay que explicar el reglamento, de dónde tiene que haber venido el juego para que la reseña sea honesta…, todos derivados de un sano ejercicio de escepticismo, de no acabar de creerse que la lapidación o el elogio sean sinceros. Os pido entonces que asumáis que todos los juegos que reseño los hago tras media partida mal jugada, que el juego me lo ha regalado un señor con capa y sombrero de ala ancha bajo amenazas y coacción, y que el autor una vez me llamó tonto por Twitter y aún me sigue doliendo tal ofensa. Desconfiad de todo cuanto os diga y asumid que sólo tengo razón cuando mi opinión coincide con la vuestra y, desde luego, no dejéis que porque yo os cuente lo mucho que me ha gustado algo o cuán profundamente odio otra cosa ya tengáis la obligación de comprar un juego que no os llama la atención o de ni acercaros a lo que hasta entonces había sido el material con el que construíais vuestros sueños.

Mis reseñas no son sentencias. Son el producto de mis sensaciones tras haberme expuesto a un producto cultural, que sin duda tienen mucho que ver con mi bagaje y mi situación. Seguramente la capacidad de sorprenderme la tenga más atrofiada que muchos y, por ello, me enfurrusco con detalles que a la mayoría os resultarán indiferentes o, por el otro lado, puede que mi búsqueda de nuevas sensaciones a la hora de jugar me haga valorar la originalidad más de lo que le pueda interesar a alguien que simplemente busca algo con lo que pasar un rato agradable con sus amigos. Son una expresión de mis neuras, mis fobias y mis filias, un diálogo con la nada en el que quizá encontréis algo que os sea de utilidad pero que, teniendo en cuenta esta manía de los seres humanos de ser distintos y tener cada uno nuestra manera de ver el mundo, no pretende ni podría aunque quisiera convertirse en verdad ni en religión. Al fin y al cabo, no soy otra cosa más que gilipollas.

7 Comments on Crítica de la razón pura

  1. Completamente de acuerdo. En todo menos en la última frase.
    Me gustaría resaltar la importancia de una de las cosas que has dicho, que hay que escribir de forma honesta, fundamenta!
    Sólo añadiría una única cosa, las criticas malas son necesarias, tanto o más como las positivas, sino caeríamos en una autocensura muy malévola; pero lo que no es necesario es ser ofensivos. Creo que muchas veces nos olvidamos que lo que escribimos lo puede leer todo el mundo, incluida la madre o la venerable y anciana abuela de la persona a la que estas poniendo a parir, o del hijo que ha parido en forma de juego tras mucho esfuerzo, tiempo…. ni tampoco justifica la ofensa o los insultos a una critica o comentario que no te ha parecido justa. Haya paz y juguemos la pipa de la paz.
    Esto no contradice nada de lo que has dicho, es solo «una expresión de mis neuras, mis fobias y mis filias» tras leer un gran artículo. Grande Betote

  2. Creo que de esto ya hemos hablado tu y yo en mas de una ocasión largo y tendido y debo decir también que por esto mismo que expresas en estas lineas te admiro como reseñador y por supuesto como persona. He tenido la suerte de compartir mesa en muchas ocasiones contigo y las risas eran epicas (vease Chinatown XD). Bueno volviendo al tema que nos compete que luego me acusaran de Betotier jajaja, si por algo admiro tu trabajo como reseñador es precisamente porque eres de los pocos poquísimos que se atreven a contar la verdad sin tapujos y con total sinceridad, vale si igual a alguno quizás le haya caido alguna colleja mas de las esperadas, pero sinceramente solo fue a un juego y para colmo tuviste razón porque cierto es que cuando salió, los pocos que se hicieron con esta «gran joyita» le dieron puerta en un mercadillo, y mas como una mala critica el autor se lo podia haber tomado como un aviso y algunos euros/dolares se hubiese ahorrado, pero bueno la fiebre de tengo que sacar un juego de mesa porque si no no podré reencarnarme en una figura mística en mi otra vida es lo que nos ha tocado sufrir.
    En fin como ya te digo creo que tu sinceridad a la hora de expresar tus opiniones acerca de las sensaciones que te ha proporcionado un juego es digna de admirar, pocos tienen los pelillos en huevos como para hacer lo que tu haces y al que no le guste pues que no lea, pero si lee y trolea pues muy bien a ti la visita ya te ha contado y la gente suele tener radar para los trolls.
    Bueno finalizando que mi comentario va a acabar siendo mas grande que tu articulo, después de ganarme el titulo de «Betotier» que me van a calzar por mis palabras anteriores y el de «pelota» que me pondrás tu en contestación, solo animarte a seguir entreteniendonos con tu humor y tu buen trabajo y chico lo que me decia mi abuela «a palabras necias… oidos sordos» lo del gilipollas… ya eso te lo dejo a tu juicio que en temas personales no me meto XD.
    Un abrazo señor.

  3. Pues al final tienes razón

  4. Clap, clap, clap, clap, clap (bis) Gracias.

  5. clap, clap,clap, clap, clap (bis) (bis)

    Gracias

  6. Gracias por los comentarios, gentecilla 🙂

  7. Pepinazo de entrada. Grande Betote. Sabemos que eres un gilipollas, pero es la magia de este mundo, si todo fueran Charles sería un mundo monstruoso de igual manera.

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