Agricola vs. Agricola: ¿compensa la nueva edición?

Hace bien poquito hemos tenido otra novedad más en nuestras tiendas, que se ve que aún nos quedaba un poquito de sueldo sin gastar. Lo curioso es que esta novedad se llamaba Agricola. ¿Y cómo es que nos ponemos a hablar ahora de un juego de hace nueve años? Pues porque esta nueva edición ha venido con su puntito de polémica, y ya sabéis que a mí me gusta más una polémica que a un tonto una tiza, con lo que dejarme los eurazos en comprarme de nuevo un juego que ya tengo no me duele si me da un motivo para quejarme, que para eso tengo conexión a internet. Ya hemos leído mil veces que quitan un jugador y un porrón de cartas y que menuda vergüenza, que a ver si se creen que somos tontos, así que con eso deberíamos tener ya bastante, pero ahí vamos de todos modos.

Lo primero que tenemos que tener bien claro es que el juego es exactamente el mismo: nada de cambios en las acciones, en el reglamento ni nada así: si ya has jugado alguna vez a Agricola, éste va a ser destroquelar, plantar en la mesa y ponernos a jugar. El único cambio real en este aspecto es que, en el juego a tres jugadores, se ha cambiado la acción de «coger 1 material» por la de «mercado de materiales», en la que coges un junco o una piedra y te dan una comida. Casi lo mismo (rara vez se usaba esta acción para una madera o un adobe), pero con un pequeño extra. Nada de reglas revisadas ni de arreglar lo que ya funciona, con lo que si tienes una edición anterior, tranquilo que sigue valiendo y nadie te va a obligar a comprarte nada para seguir al día. Bien por ahí.

Una cosa que sí me ha gustado es que el diseño gráfico es mucho más claro en general: los espacios de acción tienen ahora cada uno un nombre específico y la acción en sí está explicada de manera más clara y con iconos grandotes para que sea más fácil de ver desde lejos. Lo mismo con las cartas de oficio y adquisición, con letra más grande, y con el reglamento, que ha adoptado la opción de Fantasy Flight Games de darte por un lado unas reglas para aprender a jugar de manera sencilla y por otro un libreto con todo lo que se pudiera considerar opcional o avanzado: modos alternativos de juego, aclaraciones concretas a algunas cartas y demás, haciéndolo quizá la mejor versión de Agricola para aprender a jugar. Se nota que en Lookout Games querían darle al juego un impulso para convertirlo en su juego estrella para vender a familias (su propio Catán, por así decirlo) y, al menos en cuanto a accesibilidad, diría que lo han conseguido. De las ilustraciones se sigue encargando Klemens Franz, que ya es como el perrete cojo y feo con el que te acabas encariñando, y lo que ha hecho es básicamente terminar las ilustraciones de hace nueve años poniéndoles fondos, repasando los bordes y añadiendo algún detallito. Tú no te canses mucho, Klemens.

En cuanto a materiales, por un lado tenemos una mejora palpable en casi todos los aspectos, mientras que el quinto jugador que ya no está se ha llevado unas cuantas cosas. Hay menos losetas, aunque son bastante más gruesas y tampoco corremos peligro de quedarnos sin ellas; los animales son los mismos (18 ovejas, 15 jabalíes y 14 vacas, respecto a 21/18/15 que tenía el original, sin problema por ahí) y han cambiado los discos de materiales, cereales y hortalizas por fichas de madera con formitas, como las de Caverna o El Banquete de Odín, aunque con la mitad de grosor. Esto último ha sido todo un acierto, que una de las pegas que le ponía al original era lo difícil que resultaba para la gente con problemas para distinguir colores ver qué era un adobe y qué una madera, y aquí ese problema ya no existe. También han cambiado los discos que representaban a los granjeros por sus figuritas de madera gordotas, una vez más dándole un aire más amable al aspecto general del juego.

Quizá otro de los cambios más positivos, aunque parezca una tontería, de esta nueva edición es el nuevo tablero, de una pieza en lugar de tres, y al que le enganchamos otra pieza a la izquierda en plan puzle dependiendo del número de jugadores, lo que sustituye a las cartas que poníamos antes y no sólo hace que ocupe menos espacio y sea más agradable de mirar, sino que facilita la preparación y evita que se nos deslicen cartas durante la partida. Muy bien por aquí, así como por las casillas de acción a modo de añadido que nos ofrece el juego como variante para jugar sin cartas (lo que antes llamaban versión familiar) o si somos de estómago delicado y queremos hacer el juego un poco menos brutal y que los bloqueos duelan un poco menos.

Pero a ver, que no estoy diciendo más que cosas buenas y aquí habéis venido a ver sangre, así que ya va tocando hablar de las cartas. Porque el quinto jugador por mí que se pierda, que de todos modos debería estar prohibido jugar a un juego de Uwe Rosenberg con más de cuatro jugadores (bueno, vale, admito cinco en Bohnanza), y si hace que el juego sea más barato y accesible, bienvenida sea la criba. Si embargo, lo que no hay manera de justificar como cambio positivo es que de repente la cantidad de cartas de oficio y de adquisición menor haya pasado de 169 y 139 respectivamente a 48 de cada. Desde que la gente empezó a jugar a saco a Agricola una de las principales quejas era el desequilibrio entre algunas cartas, y se suponía que en esta edición iban a aprovechar para revisarlas y hacerlas todas un poco más interesantes, pero se ve que han dejado el trabajo a medias. Este nuevo mazo incluye en su mayoría revisiones o copias de las cartas originales de los mazos E, I y K, y me gusta mucho cómo ha quedado el resultado final: redacción más clara, más equilibrio tanto a la hora de suavizar las cartas más potentes como a la de darle algo más de punch a las más flojas y simbolitos que cuentan qué es lo que hace en líneas generales cada carta (esta va de conseguir comida, esta de pillar puntazos, esta de hacer reformas…) pero, caramba, que nos han dejado con un tercio de las que teníamos en la anterior versión, y eso escuece. Parece ser que en los planes de futuro de Uwe entra la publicación de más mazos para esta nueva versión, así como una edición deluxe para celebrar el décimo aniversario del juego que se supone que tendrá 1.000 cartas, que quizá me parezca un pelín demasiado, pero que probablemente sea el primero en la cola para comprar porque el fanboyismo es lo que tiene.

La pregunta ahora es si merece la pena comprar esta nueva edición, que es para lo que habéis aguantado leyendo hasta aquí, ¿verdad? Bueno, teniendo todo en cuenta, yo diría que si no tienes la edición anterior te va a compensar más pillarte esta que intentar comprar la original de segunda mano, que con la mejora de componentes y precio sale más a cuenta y sí, las cartas son menos pero ya te dan para aguantar hasta que salgan más mazos. Si ya tienes la anterior dependerá de lo fanático que seas, pero no veo que necesites dar el paso a esta, y en su lugar yo tiraría a por la expansión Tuning/The Goodies, que trae los tableros individuales chulos, los materiales con formitas y las pegatinas para los discos de granjero que ya son suficiente mejora o, en todo caso, esperar a que salga la edición deluxe. Para lo que no tienes excusa, a poco que te gusten los juegos de gestión, es para no tener en casita una copia de Agricola, sea en el sabor que sea.